El PP manitiene a González en el centro, de sus ataques y relega a Almunia como "número dos"

Felipe González no se ha retirado. Ésta es la conclusión de la dirección del PP del proceso de renovación emprendido por el PSOE en su congreso federal. González sólo se ha apartado y para el PP continúa ejerciendo como líder indiscutible de ese partido. Consecuencia: el mensaje de cambio que los socialistas pretenden emitir no es creíble y González se mantiene como referente para sus ataques. "Sigue siendo el número uno del PSOE, y ahora tenemos claro que Joaquín Almunia es el número dos", resumió Angel Acebes, coordinador del PP, tras el cónclave de su partido.

Joaquín Almunia había situado la pasada semana el papel oficial y presente de Felipe González en el PSOE como un "militante de base". En el PP desconfían de esa modestia.El presidente del Gobierno, José María Aznar, rememoró ayer su experiencia para remarcar, ante la Comisión Permanente del PP que se reunió como despedida del curso político antes del verano, que estos procesos de renovación "son largos y complicados". La dirección del PP duda incluso de que el PSOE haya emprendido realmente ese tortuoso camino que Aznar inició cuando fue proclamado presidente del partido por Manuel Fraga en 1989.

El, coordinador general del PP, Ángel Acebes, realizó, en la comisión y ante la prensa, un análisis de la "presencia" en los medios de comunicación en los últimos días de González para concluir que "en modo alguno se ha retirado a un segundo plano". En base a ese "espacio" en la prensa, Acebes situó al ex presidente socialista como el número uno de ese partido y relegó a Joaquín Almunia, el nuevo secretario general, al papel de número dos.

La dirección del PP interpreta de las últimas acciones de González que no quiere dejar de ser "protagonista y eje de la vida política, pero fuera del Parlamento". Acebes apuntaló esté discurso con menciones indirectas a la entrevista publicada por EL PAÍS el domingo con Felipe González: "Le gustan más los monólogos que el debate". Y ataco incluso a González, en este sentido, por su comportamiento ente en el Congreso: "Esas acusaciones [sobre tics y pulsiones autoritarias, peligro para la sanidad y la educación pública] debería de haberlas hecho en el debate del estado de la nación, pero allí no tenía argumentos, prefiere los monólogos en la prensa y no confrontar ni debatir".

Acebes concluyó que esta actitud de González se debe a la estrategia de la crispación que el PP le atribuye como inspirador y que entiende que le ha reportado escasos resultados. En el debate sobre el escenario internacional, el que más duró, varios dirigentes aprovecharon también para arremeter contra González. Uno bromeó incluso sobre "la falacia" de que éste se considerase "el único líder mundial y perpetuo de España".