Chinos por encima de todo
Los habitantes de Hong Kong se sienten orgullosos de la reunificación, pese a los recelos que suscita Pekín
Rebasan apenas el millar y pertenecen a los tang, uno de los clanes más ancestrales que los británicos se encontraron al desembarcar en Hong Kong el siglo pasado. La mayoría es población anciana que vive en el amurallado pueblo de Kat Hing Wai, al noroeste de la península de Kowloon. Su fama reside en que plantaron cara al invasor, a sangre y fuego, cuando en 1898 China cedió al Reino Unido en régimen de arriendo por un periodo de 99 años los llamados Nuevos Territorios, el área que colinda con la frontera china, que cubre el 85% de la colonia, que pasará a ser soberanía de la República Popular el próximo 1 de julio.En los Nuevos Territorios apenas vivía un puñado de habitantes cuando se firmó la Convención de Pekín por la cual Londres obtenía en arriendo esa zona hasta 1997. A diferencia de Hong Kong y Kowloon, cedidas a perpetuidad, tal peculiaridad sería decisiva para el encarrilamiento del proceso de descolonización. El Reino Unido iba a tener que resolver tarde o temprano el tema de la propiedad del suelo.
Futuro incierto
Conforme se aproximaba esa fecha muchos propietarios veían el futuro incierto y desconocían si los arriendos serían renovados. La ex primera ministra Margaret Thatcher ha comentado sólo ahora que esa peliaguda cuestión es lo que hizo acelerar el proceso, y ha confesado que tal vez ello impidió que el Reino de San Jorge continuará más tiempo en el Puerto de la Fragancia, la traducción castellana.En Kat Hing Wai ya han colocado una bandera roja de la China continental encima del portalón, así como en muchas de las zonas rurales de alrededor en los que han sido instalados coloridos estandartes con leyendas donde se hace votos por la reunificación de la gran nación y de ensalzamineto de la historia de China. Los hongkoneses, unos más, otros menos, no ocultan la satisfacción de ver bien alimentado su orgullo nacional con la reintegración al continente. "Este es un acontecimiento histórico, sobre todo de gloria para todos los chinos", señalaba ayer el futuro primer ministro de la ex colonia, el multimillonario empresario Tung Chee-hwa.
"Sí, estoy contenta, aunque para mí me da igual. Mire, yo no soy rica y no tengo miedo a los comunistas. La noche del 30 de junio al 1 de julio no tengo intención de pasarla despierta ni tampoco viendo la televisión", manifiesta la señora Tang, una anciana de 81 años. Su hija, F. Tang, como ruega ser llamada, es de la misma opinión: "Me siento orgullosa de haber nacido aquí y de ser china. No creo que un eventual retraso en la devolución del territorio nos hubiera beneficiado. Además, era una cuestión de tomarlo o dejarlo", confiesa.
Ese es un punto que duele a quienes sienten la necesidad de contribuir al desarrollo de esta sociedad. Desde que británicos y chinos comenzaron hace 15 años sus negociaciones sobre la devolución de Hong Kong todo se hizo a espaldas de los hongkoneses, quienes es verdad que tampoco mostraron gran interés en ese momento. "A mí no me gustan los gobernantes de Pekín, pero por ley de vida desaparecerán y vendrán otros más preparados y abiertos. Tengo incluso la confianza de que nosotros, los habitantes de Hong Kong, podamos tener influencia en ellos, al menos en la gestión económica", agrega.
Tres horas de vacío legal
Hong Kong contará con un vacío legal de al menos tres horas en la noche del 30 de junio al 1 de julio, el tiempo que tardarán en ser ratificadas por el nuevo Parlamento 13 disposiciones legislativas recogidas en la primera de las leyes de la región autónoma -la Ley de Reunificación-, una vez que el controvertido órgano elegido indirectamente con el apoyo de China haya prestado juramento.Una de esas disposiciones hace referencia precisamente a las limitaciones con que contará a partir de ahora la población para celebrar manifestaciones: todas aquellas en las que participen grupos de más de 30 personas y que no hayan sido notificadas previamente a la policía serán consideradas ilegales, y sus promo-tores correrán el riesgo de ser procesados.
Sin embargo, la futura ministra de Justicia, Elsie Leung, ha cortado de un plumazo la interrogante jurídica, y ha dejado bien claro que tales disposiciones tienen carácter retroactivo, hayan sido firmadas o no, y, por tanto, entrarán en vigor a primera hora del 1 de julio.
Dos actos de protesta ya han sido anunciados por sus organizadores, pero aún no cuentan con la autorización de la policía. Uno de ellos corresponde a una alianza en pro de la democracia en China, y otro -más provocador- es el del líder del Partido Democrático, Martin Lee, que pretende dar lectura a un documento de repulsa al nuevo órgano legislativo desde el balcón del Parlamento.
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