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Siete heridos en un ataque a la Embajada francesa en la República Centroafricana

A Francia se le acumulan los problemas en África. La caída de Mobutu Sese Seko en Zaire (hoy República Democrática del Congo) está afectando a los países limítrofes. Si hace unos días fue Congo-Brazzaville, ahora vuelve a ser la República Centroafricana, con un conflicto enquistado desde abril de 1996, la que reclama atención. Ayer, una granada de mortero alcanzó a su embajada en Bangui, hiriendo a cinco franceses y a dos centroafricanos.La granada procedía, al parecer, de la zona controlada por los amotinados. Desde Denver, donde se celebra la cumbre del Grupo de los siete paises más ricos, el ministro de Exteriores galo, Huber Védrine, expresó su preocupación ante el ataque contra su representación diplomática.

Este nuevo incidente, en un país donde Francia mantiene acantonados unos 2.000 soldados, sucede horas después de que el viernes se reprodujeran los combates entre los rebeldes dirigidos por el capitán André Kolingba (con gran apoyo popular) y los soldados africanos (Burkina Faso, Chad, Gabón, Malí, Senegal y Togo) encargados de mantener la paz. Éstos llegaron a Bangui el 25 de enero para tratar de poner fin a una situación de inestabilidad tras tres amotinamientos en un año que puso en grave riesgo el futuro político del presidente Ange-Félix Patassé, aliado de Francia. En esos combates, el viernes, un soldado de esta fuerza de paz resultó muerto.

Ayer se reprodujo la lucha con gran virulencia en el centro de Bangui. Algunas fuentes, como el propio generalÉdouard N'Kili, jefe de la fuerza de paz, aseguraban que se habían producido numerosos muertos y heridos en las calles. Pero en los hospitales de la zona sólo reconocían la existencia de 37 heridos.

La ruptura de las hostilidades es especialmente grave en estos momentos. Supone, sobre todo, la pérdida de la inocencia de esta fuerza de paz, que había sido ensalzada como modelo exportable a la vecina República del Congo. Su implicación en los combates con los rebeldes, que son vistos con simpatía desde el nuevo régimen de Kinshasa, puede trasladar el centro de tensión hacia el Norte. Francia, tras las duras derrotas políticas en Ruanda (1994) y Zaire hace unas semanas, se enfrenta ahora con la posibilidad de perder el control de la República Centroafricana.

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