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34º CONGRESO DEL PSOE

"Sigo disponible para lo que queráis"

Texto del discurso de Felipe González ante el 34º Congreso del PSOEEl secretario general del PSOE, Felipe González, pronunció ayer un discurso en la sesión de apertura del congreso de sus partido, cuyos pasajes más significativos se reproducen a continuación:

"Compañeras y compañeros: servir al partido y, sobre todo, a los ciudadanos que nos apoyan. No es un mérito que los dirigentes podamos esgrimir como un pedigrí, sino un honor que se nos hace y que tenemos que agradecer, sea cual sea el lugar que ocupemos, el lugar que se nos dé en la organización o en las instituciones; para eso estamos en el partido. Ello lleva a una abierta actitud de disponibilidad que Ramón Rubial expresaba hace más de 25 años con una sencilla reflexión: "Como presidente del partido o como portero de la Casa del Pueblo, estoy dispuesto a servir a este partido y a este proyecto en cualquier lugar".

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Empezaré y terminaré dándoos las gracias por vuestra confianza y también agradeciendo, cómo no, a más de nueve millones de ciudadanos, casi nueve millones y medio, que nos acompañan en momentos buenos y malos, que nos apoyan cuando acertamos y nos soportan, a pesar de que nos equivoquemos.

Celebramos el congreso en un momento peculiar, en el momento en que se cumplen 20 años de las primeras elecciones democráticas, 20 años de democracia. Tras 40 años de dictadura, que se asentaron sobre una guerra civil cruel y una represión despiadada. Celebrarlo en estos días exige una reflexión, un balance, que nos permita comprender este pasado para intentar proyectar con sentido de la historia y el futuro.

En estos días surgen, ya se ha dicho aquí, nuevos e impúdicos propietarios de la transición. Como siempre, no son todos los que están ni están todos los que son. Pero sobre todo es preocupante que no se entienda, que no se comprenda o no se quiera comprender lo que ha pasado en España. Personalmente sentí un escalofrío especial cuando oí que alguien afirmaba, y creo que con convicción, que el problema que llamábamos de las dos Españas era una tontería, porque ya se había resuelto hacía 60 años. Pensé: hay quienes no han aprendido nada, hay quienes no han comprendido el profundo sentido de estos 20 años. El inmenso esfuerzo -discreto casi siempre, pero ampliamente mayoritario- de la sociedad española para superar un pasado secular de enfrentamientos cainitas. Para superar el enfrentamiento civil y el autoritarismo. Para recomponer la convivencia libre y pacífica. Para recomponer los trozos de amigos y de enemigos, de trasterrados y de exiliados del interior.

La transición, la historia de estos 20 años, tiene su clave. Conocerla ayudará a todos a proyectar hacia el futuro, la libertad y la democracia. La clave consistió en no vindicar el pasado, en concentrar los esfuerzos en reivindicar el futuro. Consistió en no quedar atrapados, una vez más, en el laberinto de una historia que no hicimos bien en el siglo XIX y una buena parte del XX.O, si lo prefieren, desde que aplastaron los absolutistas aquellos aires reformistas de Carlos III. Arrancadas de caballo y paradas de burro han acompañado, hasta la transición democrática, los intentos de reforma, de modernización, de convivencia democrática en España.( ... )

¿Qué significó el 15 de junio? ¿Qué significó, teniendo en cuenta esta clave, no vindicar el pasado, reivindicar el futuro?( ... )

El voto se repartió, como saben. Pero por si acaso alguno no lo sabe, se lo recuerdo. Porque fue ejemplar para definir las aspiraciones de nuestro pueblo. La Unión de Centro Democrático, que encabezó Adolfo Suárez dentro de esos reformistas que querían superar el pasado, se situó, con una minoría mayoritaria, por encima del 35% de los votos. El voto a nuestro partido fue de casi el 30%, 29 y pico, que, sumado al voto del profesor Tierno en el viejo PSP, situaba al socialismo democrático español a la par de la Unión de Centro Democrático. Los ciudadanos, sin un entrenamiento democrático previo después de cuatro décadas largas sin elecciones libres y con una brevísima campana, dibujaron con sabiduría un mapa enormemente significativo. Mostraron una clara voluntad de cambio generoso con todos y para todos.

Fraga y los fundadores del actual Partido Popular, entonces AP, fueron identificados con el pasado; con un pasado que se quería superar, dejar atrás; y recibieron un voto de una cierta nostalgia autoritaria, bastante escaso.

El partido comunista, que tal vez no se renovó a tiempo, a pesar del esfuerzo inteligente y tenaz de sus dirigentes y del sacrificio de muchos de sus militantes en favor de la reconciliación, de la mano tendida, se situó en el 10%. Aquí tienen el espectro Político en el nivel de toda España. Sin duda fueron notables los votos nacionalistas donde los había, en el País Vasco MANOLO ESCALERA y en Cataluña.( ... )

El resto de las instituciones, incluso de otros poderes del Estado, del aparato del Estado en su conjunto -por esa idea de no vindicar el pasado y reivindicar el futuro-, se mantuvo íntegramente. No se pedían cuentas a la historia y mucho menos se tenía la tentación de depurar responsabilidades.( ... )

En ese balance hay que recordar que, de esos 20 años, a nosotros nos tocó estar seis y medio en la oposición y trece y medio en el Gobierno. Si alguien quiere hacer un balance de los 20 años y le parece positivo, es difícil que al mismo tiempo pueda argumentar que trece años y medio de esos 20 años estando en la responsabilidad del poder no han contribuido a ese cambio positivo del que hoy se reclaman protagonistas.

Entre el 77 y el 82 estuvimos en la oposición con Gobiernos presididos por Adolfo Suárez y Calvo Sotelo.( ... )

Entre el 82 y el 96 estuvimos en el Gobierno. Teníamos un proyecto de cambio para España, y la condición previa era superar una crisis económica que veníamos padeciendo desde la mitad de los setenta, lo que se llamó aquel shock del petróleo.

Fue duro y difícil, pero lo conseguimos, y en el 85 ya se veía claramente que la situación económica había cambiado. Despegaba la recuperación. ¿Qué identificaba nuestro proyecto?

Queríamos asentar la democracia frente a la violencia terrorista y a la tentación involucionista. No sólo completamos aquella operación de acordeón, que supuso cerrar las responsabilidades del 23-F, sino que, con discreción y con prudencia, seguimos durante años tratando de combatir -repito, con discreción y prudencia, mientras los ciudadanos vivían tranquilos- las tensiones, las tentaciones involucionistas.

Duró varios años, y se mezcló esa involución con la presión en la lucha terrorista. Y os quiero decir algo para que no se olvide, no aquí, sino aquí y fuera de aquí. Cuando se vea con perspectiva histórica el inmenso esfuerzo de autocontención de las fuerzas de seguridad desde la muerte del dictador hasta que desaparecieron brotes de acciones antiterroristas, al margen de la legalidad, a finales del 85 o del 86; cuando se vea históricamente el esfuerzo de autocontención y la mezcla entre involución, terrorismo y lucha antiterrorista, algunos de los que hoy padecen una injusta persecución por su tarea serán saludados por este pueblo como los grandes contribuyentes a la democracia.( ... )

Es verdad que nuestros márgenes se fueron estrechando. Escándalos reales y una buena orquestación político -mediática y algo más, que poco a poco se va sabiendo, fueron minando la confianza de una parte de los ciudadanos y la nuestra propia. Desavenencias, desacuerdos con las organizaciones sindicales, con responsabilidades que asumimos, pero que podríamos compartir, también fueron mermando nuestro margen de maniobra. Renació en la oposición de los últimos años un afán vindicativo, desconocido en la transición, que aún perdura después del 3 de marzo, y que amenaza con hacemos retroceder en décadas en este clima de convivencia en libertad y en paz con reglas de juego.

Compañeras y compañeros. Más que ganarnos las elecciones el año pasado, lo que ocurrió es que las perdimos nosotros. Ya di cuenta en el Comité Federal, y lo dije como se dicen algunas cosas en mi tierra -las más serias se dicen intentando hacer alguna broma o utilizando la ironía-: "Nos costó mucho esfuerzo perderlas y al fin lo conseguimos, aunque fuera por poco, aunque fuera por 300.000 votos". Y aun así, una vez más, 9,5 millones de ciudadanos confiaron en nosotros más que nosotros mismos. Bueno, pasó el 3 de marzo. Si hemos de ser sinceros, el 3 de marzo fue percibido, en buena parte, como un alivio, por muchos de nosotros -desde luego, por el que os habla- y también por algunos de nuestros votantes. Nos votaban, tenían lealtad, pero también -y lo digo para algunos de los que puedan aprovechar esta frase, cortándola, en el No-Do- el alivio que sentían no estaba exento de prevención o de temor por la reaparición de la Pasa a la página siguiente

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derecha, era un alivio y un cierto temor, ése era el estado de ánimo. En mi tierra, alguna gente sencilla decía, entre comillas, una frase muy expresiva: "Han vuelto ellos". ¡Qué sabiduría de siglos! Lo decían en la primera foto, han vuelto ellos. ¿Quiénes serán ellos? ( ... )

Pero estamos en la oposición. Estamos en la oposición y tenemos que preguntarnos si lo que estamos haciendo es correcto o hay que cambiarlo. Al tiempo tenemos que abrir el espacio y las ideas a una alternativa de gobierno que permita recuperar esto que llamamos una mayoría social de progreso.( ... )

¿Qué oposición tenemos que hacer? Ya sé que en eso puede haber siempre discrepancias y tenéis la libertad y responsabilidad de decidirlo en el congreso. Yo creo que tiene que ser una oposición capaz de combatir el abuso de poder que rompe las reglas de juego que garantizan la democracia. A veces, ahora con más insistencia, se habla de cierta trama político-mediática con algunos ingredientes en otras esferas y que también comporta la recuperación de algunos de los perdedores, para entendernos, de los intentos involucionistas.( ... )

Lo único que quiero decir es que frente al abuso de poder que rompe las reglas del juego hay un principio: "leyes cambian leyes". Y, por tanto, nuevas mayorías cambian las que abusando del poder rompen las reglas de juego. Seguramente, es un buen aviso para navegantes. Aquí a lo mejor no se entiende del todo lo que quiero decir, pero fuera seguramente se va a entender. Algunos podrán creer que pueden aprovechar la corriente para orientar no sé qué tipo de ventajas que pueden suponer inversiones de decenas de miles de millones de pesetas. Pues bien, si lo hacen mediante la ruptura de las reglas del juego y creando inseguridad jurídica, en este momento, advierto que nosotros estamos dispuestos a restablecerla en su momento.

Una oposición capaz de sumar su esfuerzo y de ofrecer el consenso en temas clave para dar continuidad y fortaleza a un proyecto de país.( ... )

La lucha contra la violencia y el terrorismo exige consenso y ahí llegaremos aún más lejos. Aunque no quieran, nosotros seremos serios, seremos prudentes. Lo que tengamos que decir lo diremos directamente a las autoridades. No abriremos una brecha entre las fuerzas democráticas. No pagaremos con la irresponsabilidad con que veíamos comportamientos hace cuatro o cinco años. Seremos responsables.

Y también la reforma y la mejora de la justicia, exigen el consenso.( ... )

Oponerse, sin embargo, no es suficiente. Denunciar los retrocesos en políticas de bienestar o de igualdad, no es suficiente aunque sea una tarea ineludible de la oposición. Incluso reconocer como se nos pide por muchos, y con razón, los errores de nuestra gestión y, en particular los que derivan de casos de corrupción que no fuimos capaces de ver o de cortar a tiempo. Esto también es necesario, pero no es suficiente. Y menos si creen que esas cosas nos pueden paralizar. Se mezclan como siempre, acusaciones falsas como supuestas amnistías fiscales, con falta de respeto a los profesionales de la Hacienda pública, con casos reales como los que se están viendo en los tribunales como en estos días. Pero no importa. Necesitamos, aunque sólo lo hagamos nosotros, y los demás lo eludan, reconocer estos errores para evitar que se repitan. No para estamos flagelando con espíritu religioso durante años, sino para evitar que se repitan. A mí, personalmente, lo que más me turba y me inquieta es el enriquecimiento personal aprovechando un, cargo público. Ésta es la lacra más importante a desterrar; no digo la única, pero la más importante a desterrar. Y, también, debo decir que me inquieta ver cómo se suben a las tribunas gente reclamándose de la ética y del regeneracionismo cuando uno sabe que presumen de lo que no tienen. Pero siendo todo ello necesario, os decía, no es suficiente. Hay que generar una alternativa nueva, de acuerdo con unos principios, para una realidad diferente con nuevos desafíos.

Compañeras y compañeros: estar disponible para ocupar la responsabilidad orgánica o institucional que se nos dé por el partido o por los ciudadanos que nos votan, no debe ser un recurso retórico que termine convirtiéndose en una táctica para permanecer, que nos merme una credibilidad, ya bastante reducida, como responsables políticos.

Cuando oigo decir que quise dejar de ser candidato ya en el 89 y que reconocí que fue un error anunciarlo públicamente, debéis saber que se está diciendo la verdad. Fue un error anunciarlo públicamente. Pero también quiero que sepáis algo que algunos compañeros saben, pero no muchos. Que el 2 de agosto de 1977, es decir, ahora va a hacer 20 años, cuando discutiamos en el Parador de Sigüenza nuestra posición ante la nueva Constitución, ya propuse a Alfonso Guerra que, habiendo cumplido con el mandato de Suresnes en el año 74, renovado en el primer congreso en Madrid en diciembre del 76, pensaba que tenía que dejar la dirección en otras manos, que, en el siguiente congreso, alguien se debería hacer cargo de la dirección.

No era dejar el trabajo político. En absoluto. Nunca lo he pensado. Simplemente propuse hacerlo desde otros ámbitos, desde otras responsabilidades. Había sido bastante brillante el esfuerzo y la gestión entre el 74 y el 77. Habíamos pasado de la nada, de 3.250 votos válidos reconocidos en aquel Congreso - de Suresnes, en las afueras de París, a un 30% de apoyo de los ciudadanos españoles. Era una buena gestión, incluso era una buena oportunidad para decir: hemos cumplido con lo que nos mandaron en Suresnes. Sobre todo porque en Suresnes yo fui elegido secretario general por exclusión. Duele, a veces, recordarlo o decirlo. Sí, fui elegido por exclusión. Y, además, con una cierta visión de transitoriedad: bueno, vamos ver si damos el aso adelante.

Pero todo aquello era el 74 y ahora estamos en el 97. Por lo tanto, tenía entonces la edad que tienen la cuarta arte de los delegados de este congreso; la cuarta parte de los delegados de este conereso. Cuando entré en la dirección del partido y cuando asumí la Secretaría General .

Pero reconozco que es un error anticipar decisiones que el tiempo y las circunstancias impiden, más tarde, llevar a la práctica. Compañeros. Abrir una nueva etapa -como pedís todos-, estar disponible para ellos, exige de mí, no se lo pido a nadie, una decisión que haga coherente lo que digo con lo que hago. Pilotar la sucesión, como alguno me pide, no es propio de partidos democráticos que tienen una veta libertaria como el nuestro. Tal vez en los países nórdicos sepan hacerlo y lo hagan bien. Nosotros, no. Sólo indicar en una dirección personal provoca pasiones y enfrentamientos que lo hacen más difícil. Nosotros no tenemos el carácter para tomar esas decisiones a plazo, sólo podemos hacerlo al contado y ahora podéis y debéis hacerlo, porque vamos a ganar así las próximas elecciones en nuestro país.( ... )

Yo quiero ser uno más. No me apeo. En la aportación de ideas y reclamo el derecho a decir lo que pienso, aceptando no sólo que puedo equivocarme, sino que puedo estar en mayoría o en minoría. Y me sentiré cómodo, cómodo dentro de este proyecto.

A mi entender hay que intercalar generaciones en los órganos de dirección y de representación. Algunos hablan de un nuevo salto generacional. Y a mí esto no me parece adecuado. Después de un periodo histórico como el que hemos vivido, acompañado, excepcionalmente, de un salto generacional, lo normal es aprovechar a todos por sus ideas: a mayores y a jóvenes.

A mi entender, pero es mi opinión que aporto a los debates del congreso, hay que apostar decididamente por la democracia paritaria. Y hacerlo no por un mandato estatutario, sino por un imperativo de justicia y de igualdad y, si me lo permitís, de inteligencia. Los falsos argumentos meritocráticos ponen de manifiesto algo que todos sabemos: que sólo se aplican a las mujeres, no a los hombres.Esto pasa en el partido y en la sociedad, y hay que romperlo más allá de los avances que se han producido.

A mi entender, hay que medir seriamente las ideas que proponen limitación de mandato, por dos razones. Primero, por coherencia. Si se limitan de verdad, hay que contar con los que ya se tienen a la espalda, en esto sí que es razonable que se aplique la retroactividad, no en las leyes del fútbol y otras.( ... )

La renovación o la innovación depende, sobre todo, de las ideas. Hay personas que tienen más y aportan más, tenedlas en cuenta. He trabajado, desde los tiempos sevillanos, con compañeras y compaÑeros que siempre he apreciado y sigo apreciando. Eran los comienzos para mí, hace más de 30 anos. Después fueron muchos más: de todos los rincones del territorio y fuera del territorio, en Francia o en América, con nuestros "extraterrados".

No olvidéis a ninguno de los que nos puedan seguir aportando lo que necesita el partido. Por favor os pido que no simplifiquéis el debate, reduciéndolo a personas para que estén o no estén. Todos tenemos un sitio en este proyecto y en este partido.

Algunas luchas internas y personales, no sólo perjudicaron al partido históricamente, sino, y esto creo que es lo fundamental, sino que perjudicaron al proyecto socialista y a España. Por eso, integrar siempre es mejor que lo contrario.

"Frente al abuso de poder hay un principio: 'Leyes cambian leyes "

"Algunos de los que hoy padecen una_injusta persecución seran saludados como contribuyentes a la democracia"

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