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A vueltas con GEA

Un desconocido consorcio italo-británico aspira a comprar el grupo ceramista vigués y poner al frente a López de Arriortúa

José Ignacio López de Arriortúa, Superlópez, acudió la pasada semana a visitar el Grupo de Empresas Álvarez (GEA) de Vigo y sus actuales propietarios, la familia Pérez Manglano, le cerró las puertas. El incidente ha coincidido con la revelación de las negociaciones que la familia mantiene en secreto para vender el grupo ceramista a un consorcio ítalo-británico formado por Widebell Corporation, una compañía petrolífera con sede en Panamá, y el empresario italiano Mario Mencacci, dueño de una fábrica de cerámica en Croacia. López de Arriortúa será el gestor inicial de GEA, según los candidatos a la compra.La historia reciente de GEA -un millar de empleos directos, la primera empresa de Vigo después de Citroën- abunda en circunstancias azarosas. Privatizada por el extinto INI en 1990, sobre los primeros propietarios y directivos pesa ahora una cascada de denuncias judiciales, malversación de fondos, apropiación indebida y otros presuntos delitos multimillonarios, que acompañaron en el tiempo la progresiva degradación empresarial del grupo vigués.

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El superplán

El INI había invertido 12.000 millones de pesetas para ajustar las plantillas y dotar a GEA del mejor equipamiento tecnológico. La empresa que recibieron el sindicalista Vicente Mata (UGT) y los dos hermanos Jiménez Ambel, liberada de cargas y por un precio de 100 millones que quizá ni llegaron a pagar, acumulaba al cabo de cuatro años un pasivo de otros 12.000 millones, que ahora podrían ser ya más de 17.000.

Hace poco más de un año y en una operación igualmente rebosante de opacidades, pero relacionada con otros negocios de las partes implicadas, los Jiménez Ambel traspasaron GEA a Enrique Tatay Huici, que fue presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Valencia y que repartía su dedicación por sociedades de distintos sectores. Desde hace cuatro meses Tatay vive en la cárcel de Picassent, en la que ingresó acusado de narcotráfico.

Desde la cárcel, Tatay renunció a sus cargos en Plusvalores, la sociedad propietaria de GEA y, consecuentemente, a la presidencia que desempeñaba en el grupo ceramista. Haciendo valer unas deudas contraídas en negocios precedentes, Plusvalores y GEA pasaron a manos de Carlos Pérez Manglano y de su hijo Carlos Pérez-Manglano Serratosa, que nutrieron su equipo en Vigo con Rafael Tormo, como administrador único del grupo, y el abogado Julio Casillas, que también lo era de Enrique Tatay.Los Pérez Manglano, que habrían pagado por GEA unos 700 millones de pesetas, asumieron desde el principio un plan de viabilidad que ya debía haber comenzado a aplicarse en la empresa en el mes de octubre.

Auspiciado por la Xunta y aceptado por los sindicatos y el Ayuntamiento de Vigo, la llave de este plan consiste en el traslado de tres factorías para construir una urbanización en sus solares. La Sociedad Estatal de Promoción y Equipamiento de Suelo (SEPES) ha sido invocada por todas las partes como potencial compradora de los terrenos al precio de unos 5.000 millones de pesetas.

Mientras esperaba el pronunciamiento al respecto de la Comisión Europea y de la SEPES, El Faro de Vigo destapó recientemente la operación clandestina que estaban desarrollando los Pérez Manglano en paralelo y que ellos mismos han declarado rota, eso sí, una vez desvelada.

La totalidad de las acciones del grupo ceramista fueron depositadas el 8 de mayo ante un notario de Vigo como primer paso de su venta al consorcio Widebell-Mencacci. Como representantes de este consorcio han actuado lldefonso Jiménez Carmona y Enrique Gil Ruiz-Mateos, primo del fundador de Rumasa y director comercial de GEA en la anterior etapa del INI. Ambos debían ratificar el acta de depósito de las acciones antes del 20 de mayo y, según el administrador del grupo, Rafael Tormo, no lo hicieron.

Los representantes del consorcio afirman, sin embargo, que sí han ratificado el acta de depósito de acciones, el mismo 8 de mayo, ante un notario madrileño que amplió los poderes de Mario Mencacci para la operación y, hasta el próximo día 20, el plazo para cerrarla.

A la Xunta, según Fraga, le es indiferente quién sea el propietario de GEA, siempre que se atenga a las líneas básicas del plan de viabilidad. Idéntico criterio mantienen los sindicatos. "Ni cuentos de fantasía ni presuntos salvadores de empresas nos harán desviar de nuestros propósitos", afirma el comité, desconfiando de empresarios milagreiros, "por mucho súper que le antepongan al apellido".

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