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El primer ministro islamista de Turquía presenta la dimisión tras perder su pulso con los militares

Tras la dimisión de Erbakan, el presidente de la República, Suleimán Demirel, puede proponer como primer ministro al candidato del segundo partido más votado en las elecciones, celebradas en 1995. Se trata de Mesut Yilmaz, del Partido de la Madre Patria, aunque si se mantiene la actual coalición entre el Refali y el DYP, con apoyo externo del BIP, Yilmaz no lograría la mayoría en el Parlamento, máxime cuando Erbakan ha entregado una carta al presidente, firmada por Çiller, Yazcioglu y él mismo, en la que se comprometen a mantener su pacto político.El adelanto al próximo otoño de las elecciones legislativas, previstas en principio para el año 2000, se perfila cada vez más como una opción previsible para dar salida a la crisis política que vive el país por el enfrentamiento entre Erbakan y la cúpula militar. Çiller ya avanzó dicha posibilidad la semana pasada, mientras que Erbakan aseguró ayer que la fecha de los comicios se decidirá en un breve plazo.

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Golpe de Estado en la sombra

Erbakan accedió al poder el 28 de junio de 1996 gracias al juego de rivalidades personales de la derecha turca, tras el fracaso del Gobierno de coalición entre Yilmaz y Çiller, la primera mujer que había ocupado la jefatura del Ejecutivo en la historia de Turquía. La línea seguida por su Gobierno y los flirteos con Estados islámicos de la región provocaron roces tanto con los sectores laicos de la sociedad como con el Ejército y con los países occidentales.

La fecha clave que ha desembocado en la dimisión de Erbakan fue el pasado 28 de febrero, cuando el Consejo Nacional de Seguridad -órgano formado por las cúpula -del Ejército y del Gobierno- dictó al Gobierno una serie de medidas para frenar al integrismo islámico. El primer ministro cedió a las presiones militares y aceptó apartar de sus cargos públicos a aquellos que mezclaban sus funciones civiles con las "actividades religiosas subversivas". La medida no redujo los problemas sino que los aumentó. Decenas de milés de personas se manifestaron en abril en Estambul en protesta por el cierre de las escuelas coránicas impuesto por los militares.

Incursión en Irak

Tres días después de la protesta islamista, el 14 de mayo, unos 30.000 hombres del Ejército turco cruzaron la frontera con Irak para atacar en sus bases a los guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que mantiene en jaque desde hace años al Gobierno de Ankara en el sureste del país. Aunque la operación contó con el visto bueno de Erbakan, la impresión generalizada era que el Ejército obraba por cuenta propia. Tanto es así que cuando el primer ministro anunció el fin de la incursión los generales le desmintieron.La crónica de la caída en desgracia de Erbakan ante los militares prosiguió en las calles de Estambul, donde se manifiestaron el 25 mayo más de 50.000 personas convocadas por la izquierda pidiendo el mantenimiento del Estado laico. Tres días antes se habían abierto diligencias judiciales para ilegalizar al gubernamental Partido del Bienestar, horas después de que la coalición de Gobierno perdiese la mayoría absoluta, tras la dimisión de varios diputados del partido de Çiller.

El Ejército decidió entoncesdar otra vuelta de tuerca y depuró sus propias filas al destituir a 161 oficiales y suboficiales bajo la acusación de simpatizar con el islamismo.

Erbakan y Çiller acordaron adelantar las elecciones legislativas y traspasar el cargo de jefe de Gobierno del primero a la segunda, pero este enroque político no frenó la progresiva pérdida de diputados del DYP y dejó al Gobierno a merced del apoyo del ultraderechista BBP.

Los militares reforzaron sus presiones el pasado día 11, al afirmar su derecho a defender, incluso con la fuerza, al Estado laico. Erbakan contestó entonces exigiendo al Ejército que se ocupara "de sus asuntos", pero ya era tarde. La partida estaba perdida y ayer presentó su dimisión.

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