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Dos patronos denuncian que el gerente pone en peligro la apertura del Real

En una carta a la ministra, acusan a Cambreleng de despreciar al patronato

La crisis del Teatro Real sigue abierta. El último capítulo ha sido firmado por dos patronos de la Fundación Teatro Lírico, Josefina Halffter y Joaquín Álvarez Montes, que han escrito, una carta a la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, donde denuncian los retrasos que están sufriendo las últimas obras del teatro y responsabilizan de este problema, al gerente, Juan Cambreleng, a quien acusan de incumplir los acuerdos "sistemáticamente".

Las obras del Teatro Real, que se iniciaron en 1986 y que se han llevado ya 21.000 millones de pesetas de los presupuestos públicos, siguen dando que hablar. Los dos patronos de la Fundación Teatro Lírico que integran la comisión de equipamiento y decoración, Josefina Halffter y Joaquín Álvarez Montes, han querido dar la voz de alarma, por escrito, ante el "enorme retraso que se está produciendo en la terminación del Teatro Real, prevista para el 31 de julio de 1997". En su misiva a la ministra califican de "absurdo" el coste adicional que supondrá para la Administración los retrasos en las obras.Los dos patronos aseguran que, debido a las decisiones tomadas unilateralmente por Cambreleng para modificar la decoración del Real, será necesario "trabajar a ritmo acelerado en el mes de agosto, que es el mes oficial de vacaciones en los gremios afectados por las obras de reforma, así como en septiembre y octubre". Las prisas que anuncian los dos patronos tienen una consecuencia inmediata: "Se pone en grave riesgo que el teatro esté terminado para el 11 de octubre de 1997, fecha oficial de inauguración".

El patronato del Teatro Real está presidido por la ministra Esperanza Aguirre, y lo componen Tomás Marco, Eduardo Casanueva, Miguel Ángel Cortés, Alberto Ruiz-Gallardón, Gonzalo Alonso, José Luis Gómez, Gustavo Villapalos, Ramón González de Amezúa, Regino García Badell, Joaquín Álvarez Montes y Josefina Halffter.

Halffter y Álvarez Montes recuerdan que ni la comisión de equipamiento y decoración, en la que trabajan, ni el patronato, en el que tienen voz y voto, se pueden considerar responsables "de esta situación extraña". Los dos patronos, nombrados por el Gobierno de José María Aznar, acusan de esta situación a Juan Cambreleng. "Como sabes", explican a la ministra, "esta situación se ha producido por empeflo personal del señor gerente de la Fundación Teatro Lírico que, sistemáticamente, incumple acuerdos tomados no sólo por la comisión ejecutiva, sino también por el mismo patronato, en estos asuntos". "Por tanto", continúan, "creemos que el propio gerente debe asumir las responsabilidades efectivas, jurídicas y económicas derivadas de las situaciones que está creando. Lógicamente, si algún miembro del patronato respalda su actitud, debería ser considerado corresponsable".

La carta, dirigida a Esperanza Aguirre como presidenta de la Fundación Teatro Lírico, concluye con una reflexión crítica de los dos patronos: "Consideramos que el coste político, por la manifiesta mala gestión, y el coste económico, que pueden ser respetables si sólo son retrasos, o muy importantes si se parte de cero en la nueva decoración -es dinero de todos los españoles, le guste o no al gerente-, deben ser asumidos por el gerente / patronos responsables de lo que está sucediendo. De ninguna manera esta comisión, ni el patronato que delegó estas responsabilidades en nosotros, pueden asumir los daños de todo tipo que se están produciendo".

Las butacas

El patronato del Real exigió en enero de este año una serie de reformas para facilitar a los espectadores una mejor visión del espectáculo de la ópera. Entre esas, reformas se incluía la recolocación de las butacas del teatro, cuyo aforo es de 1.800 localidades. El ministerio de Esperanza Aguirre también opinó sobre el asunto y apostó por eliminar el gris oscuro elegido por el arquitecto Francisco Rodríguez Partearroyo para la sala.La reforma de la reforma continuaba empantanada el pasado mes de marzo. Entre las críticas del patronato también estaba el palco real.

El escenógrafo y decorador Joaquín Álvarez Montes fue el encargado de las cuestiones estéticas finales. Pero cinco meses después, el propio Álvarez Montes se ha quejado por carta de la gestión que, en este aspecto, está llevando a cabo el gerente, Juan Cambreleng.

Por otra parte, Caja de Madrid informó ayer que el pasado lunes -día en que se pusieron a la venta los abonos- se recibieron cerca de 420.000 llamadas telefónicas y se vendieron 990 abonos, lo que supone 9.900 localidades.

Un nuevo obstáculo

Los retrasos de esta última reforma sobre la reforma, todavía atascada, colocan un nuevo obstáculo en la carrera iniciada hace 11 años. Antes de cruzar la meta, el proyecto cultural más importante de los últimos años ha sufrido numerosas bajas. Desde Elena Salgado, ex directora de la Fundación Teatro Lírico, defenestrada por la ministra Esperanza Aguirre, hasta Stéphane Lissner, director artístico que dimitió ante el acoso que sufría por parte del equipo ministerial, según él mismo denunció. También cayeron Lorin Maazel, que se comprometió a dirigir Parsifal si se inauguraba con esa ópera el teatro y tuvo que abandonar al comprobar que no se respetó aquella condición, y el director de escena de Parsifal, el alemán Dietern Dorn.Hasta el Tribunal Constitucional ha entrado a dirimir un conflicto que enfrenta a las dos instituciones que financian la Fundación Teatro Lírico: el Ministerio de Educación y Cultura (con el 72,5%) y la Comunidad de Madrid (27,59/6).

El Gobierno madrileño, que preside Alberto Ruiz-Gallardón, reclamó la titularidad del protectorado de la fundación, pero el ministerio y el Consejo de Ministros rechazaron la petición.

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