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La úItima parcela croata fuera del control de Zagreb

Apenas un 10% de los serbios de Vukovar votó en las presidenciales

A la puerta del colegio electoral hay una tanqueta de la ONU, las papeletas en las que se elige presidente están también en caracteres cirílicos y algunos de los policías croatas de servicio lo prestan bajo una bandera enemiga, la de la República Serbia de la Krajina, desaparecida militarmente hace casi dos años. Agentes uniformados serbios vigilan una soñolienta jornada electoral cuyos protagonistas son también serbios, pese a celebrarse en territorio croata. En Vukovar, capital de Eslavonia oriental, la última parcela de Croacia todavía no reintegrada a la soberanía de Zagreb, los serbios votaban ayer a su candidato para la jefatura del Estado croata, el mismo contra el que se sublevaron en armas en 1991 y el mismo que les expulsó manu militari en 1995 de los territorios en los que se habían hecho fuertes con la ayuda y a instancias de Belgrado.Lo de votar es relativo, porque los colegios están desiertos a mediodía y los miembros de la mesa hacen tertulia manoseando las listas del censo. "Aquí hay registradas 691 personas y han ejercido su derecho 59. Todos son serbios. La costumbre es acudir por la mañana, de manera que no esperamos muchos más", dice el jefe del grupo. En un centro de votaciones vecino, el jefe de la comisión electoral local calcula que en Vukovar votará un 10% de los inscritos. Ningún representante de los partidos que avalan a cada uno de los tres candidatos a la presidencia de Croacia fiscaliza el desarrollo de las votaciones.

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Los 14.000 serbios que integran ahora el censo de Vukovar -alrededor de 40.000 habitantes, la mayoría croatas, antes del asalto de los blindados yugoslavos en otoño de 1991- han decidido adoptar la ciudadanía del Estado enemigo, al que pertenecerán de mala gana con todas sus consecuencias cuando acabe el mandato provisional sobre Eslavonia oriental de las fuerzas de la ONU, que dirige el general retirado estadounidense Jacques Klein. Vukovar, que recuerda las imágenes de Stalingrado por su destrucción, no admitía el dinero croata hasta el mes pasado, poco después de unas caóticas elecciones locales de las que ha salido por primera vez una administración compartida entre las dos comunidades.

"A diferencia de abril, cuando votó el 95%, las presidenciales serán un fracaso aquí, porque los serbios de Eslavonia están muy decepcionados con Tudjman, que ha dicho que no podrán volver a Croacia los que fueron arrojados por su ejército hace dos años", explica Miroslav Keravica, ingeniero y número dos del partido serbio . inventado hace dos meses para cooperar con el Gobierno croata en la disolución del enclave rebelde, pactada por los presidentes Slobodan Milosevic y Franjo Tudjman bajo presión de Washington. Vukovar, la ciudad mártir donde comenzó la guerra para independizarse de Belgrado, es la niña de sus ojos. El retorno bajo la bandera del damero del lugar en el que varios miles de croatas murieron en un inmisericorde acoso serbio ha sido el tema estrella de su campaña. Cerrada todavía a los croatas, Vukovar está cercada por puestos de control de la fuerza multinacional y minados los campos que la rodean. Un hotel reconstruido junto al gran Danubio, frontera natural con Serbia, y una iglesia católica restaurada minuciosamente por fuera y en ruinas por dentro es de lo poco que se mantiene en pie en una ciudad que tiene un barrio llamado Hollywood.

El ingeniero Keravica cree que los aproximadamente 120.000 serbios de Eslavonia oriental -una región fértil, con petróleo, recostada en la frontera croata con Serbia y Hungría- han aceptado vivir bajo la autoridad de Zagreb y se sienten a salvo bajo la protección de 5.000 soldados internacionales y del virrey de origen alsaciano Jacques Klein, al que pocos quieren pero todos respetan. Pero esa es sólo una parte de la cuestión. La otra, y decisiva, es que hasta 80.000 croatas que fueron expulsados por los serbios de la región están esperando como en la conquista del Oeste la autorización para recuperar las casas que les fueron arrebatadas a cañonazos.

Eslavonia, administrada por la ONU desde enero de 1996, debería ser devuelta finalmente a Croacia el 15 de julio próximo. "Pero ya ha sido decidido, aunque no se anunciará oficialmente hasta la semana entrante por el Consejo de Seguridad, que las fuerzas de la ONU permanecerán aquí seis meses más", asegura el dirigente serbio Keravica.

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Para Tudjman, que espera mantenerse en el poder y ha vendido hasta la saciedad a su opinión pública el final de la presencia extranjera en territorio croata, la prolongación sería una imponente bofetada. Pero en los últimos meses el caudillo croata ha sido objeto de un marcaje intransigente por la Casa Blanca, irritada por sus vacías promesas de facilitar el regreso de los serbios expulsados y de entregar a los criminales de guerra croatas al Tribunal de La Haya. Zagreb ha confiscado calladamente decenas de miles de viviendas de serbocroatas arrojados del país en las ofensivas de 1995 para reasentar en ellas a croatas de Bosnia.

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