Ni a mitad de precio

Ni a mitad de precio acude ya el público a los toros en Córdoba Había corroborado la empresa durante la Feria de Mayo que a 8.000 pesetas un asiento de sombra y a 4.000 el de sol la plaza sólo se cubría una cuarta parte, y decidió rebajar un 50% los precios para la corrida de ayer, celebrada en sustitución de la que se suspendió en feria por falta de toros de la ganadería de Jaralta. Pero ni por ésas. La gente no va a la plaza ni aunque se lo mande el médico.Y la falta de público no es achacable a que 12.000 cordobeses decidieran abandonar la ciudad para seguir a su equipo de fútbol a Elche. Quedaban 310.000 almas más por Córdoba. Deberían reflexionar los que se dedican a la Fiesta sobre este menester: están echando al público.

Se quedaron en sus casas a pesar de que la empresa ofrecía un cartel netamente cordobés: toreros y toros de Córdoba, aunque esto segundo es más que discutible. Debe ser cierto que en Jaralta no hay toros aptos, pues sólo uno se lidió, el que hizo primero. De esto no fue advertido el público, triunfalista en varias fases de la función.

La corrida por lo general fue aburrida; en algunos momentos pesadísima. Chiquilín porfió en su primero, un novillito que llegó moribundo a la muleta, y destacó con su segundo en unos soberbios pases de pecho.

José Luis Moreno estuvo valiente con su primer enemigo y sus paisanos le pidieron con fuerza la oreja y el presidente la concedió, lo que no hizo en el quinto, en el que Moreno no pudo acoplarse.

José Romero, que se presentaba ante su afición como matador de toros, destacó en banderillas. Tras una notable tanda de naturales, el público le dio la oreja. En el que cerró plaza, Romero no pudo hacer nada. El toro se echó a media faena. También estaba aburrido.