El gran dueño
Sogecable, Aranda, Poyatos, Ortiz Úrculo, Cardenal, Fungairiño. Son demasiados casos para tan poco tiempo. Si añadimos a todo esto la tendencia descarada de Esperanza Aguirre de acabar con la enseñanza pública para sustituirla por la privada, léase Opus Dei, la evidencia de los planes de este Gobierno de reestructurar de nuevo nuestra sociedad, política, cultural e ideológicamente hacia tiempos que creíamos afortunadamente periclitados está clara.¿Es posible que este desgraciado país no pueda disfrutar de la libertad y las luces más que en breves paréntesis para caer siempre en la negrura de interesados oscurantismos? ¿Acaso no es alarmante ese intento de control, por parte de la Guardia Civil, de los posibles asistentes a la manifestación en defensa de la enseñanza pública?
El mundo respiró aliviado cuando desapareció el Gran Hermano, el Gran Camarada (1984, Orwell), pero aquí, desgraciadamente, parece que muchos suspiran por el Gran Dueño, el Gran Amo. Delenda est democracia parece que quisieran proclamar algunos.-
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