El 23-F, la OTAN y el teléfono móvil

El 27 de junio de 1996, el juez militar Jesús Palomino registró la celda del coronel Juan Alberto Perote siguiendo los pasos del magistrado Baltasar Garzón, que ya se había llevado de la prisión un relato con las transcripciones de los papeles del Cesid.El material incautado por Palomino, aunque supuso la apertura de otro sumario por tenencia de documentos secretos, se ha incorporado a petición del fiscal a la causa que se juzga a partir de hoy y podría salir a la luz durante la vista.

Además de los borradores del relato que se llevó Garzón, el juez militar incautó en la celda de Perote un documento de carácter histórico, el llamado informe Jáudenes, resultado de la investigación interna que se realizó en el Cesid en la primavera de 1981 para aclarar la supuesta implicación de algunos agentes en la intentona de golpe de Estado del 23-F.

Para Perote, lo más preocupante es que Palomino le encontró cuatro documentos que aparentemente pertenecen al Cesid, lo que demostraría que no es cierto que devolviera las microfichas sin hacer copias. Hasta tal punto resultan inculpatorios estos papeles que el coronel intentó tragarse uno, referido a la OTAN, durante el registro.

Además de documentos, el coronel guardaba en su celda un teléfono móvil, que le fue intervenido por el director de la prisión en febrero de 1996. Desde este teléfono, se gún declaró Perote a Garzón, habló con el general Enrique Rodríguez Galindo, víctima Galindo de sus denuncias, para que "hiciera gestiones" en su favor ante el Tribunal Militar Central.