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ETA intenta matar a un funcionario de la cárcel de Granada con una bomba

ETA prosigue su campaña contra los funcionarios de Instituciones Penitenciarias. Ayer, Francisco C., de 44 años, destinado en la cárcel de Granada, salvó la vida gracias a descubrir a tiempo una fiambrera con 300 gramos de explosivo oculta bajo el asiento de su coche. "No quiero hablar. Me niego a darle publicidad a esos criminales hijos de puta. Los periódicos no deberían reflejar la noticia", declaró. En Granada no hay desde 1992 ningún preso de ETA, que en 1997 ha asesinado a un trabajador de la cárcel donostiarra de Martutene, Francisco Javier Gómez Elósegui, e hirió a otro en Rentería.

Francisco C., casado y padre de dos hijos, terminó ayer su jornada laboral tras haber pasado toda la noche de servicio en una de las galerías de la prisión. Poco después de las ocho de la mañana, cuando se disponía a poner en marcha su automóvil, notó algo duro bajo el asiento del conductor. Descendió del vehículo, con matrícula de Almería, y desde la parte posterior del habitáculo descubrió oculta una fiambrera con una cinta adhesiva roja y varios cables.El funcionario desanduvo el camino y regresó a la prisión, distante unos 200 metros del lugar donde tenía estacionado su Talbot Horizon, en la calle del Doctor Fermín Garrido. Avisó a la policía, que. logró explosionar la bomba después de tres detonaciones controladas. La subdelegación de Gobierno en Granada desconocía ayer el tipo de explosivo, que estaba preparado para activarse mediante un temporizador.

Pepi León, propietaria de una tienda de modas situada justo al lado del automóvil estaba en el interior del comercio a las 8.40 cuando observó a varias personas, que se identificaron como policías, que inspeccionaban el automóvil. Los agentes ordenaron a continuación la evacuación de todos los inquilinos de los pisos situados en las inmediaciones.

Especialistas en desactivación de explosivos acudieron poco después. Tuvieron que hacer tres detonaciones controladas hasta conseguir que explosionara la carga colocada en la fiambrera, de unos 300 gramos de peso. Finalmente lograron su objetivo a las 10.35 horas. Una gran llamarada salió del automóvil, que quedó totalmente destrozado.

El hecho de que los artificieros tuvieran que repetir por tres veces la detonación indujo a pensar que el explosivo se encontraba en mal estado. Este dato, sin embargo, no fue confirmado oficialmente, según informa Jesús Arias.

A primera hora de la tarde, la Subdelegación del Gobierno en Granada aún desconocía el tipo de explosivo utilizado en el atentado. La deflagración no causó apenas daños en los inmuebles vecinos ni en los coches más próximos.

El subdelegado del Gobierno en Granada, Julián Urbano, aseguró, como ya hizo el pasado febrero tras el atentado que costó la vida a un peluquero de la base aérea de Armilla, que no hay un comando estable de ETA en Andalucía, aunque admitió la existencia de colaboradores que, en este caso, habrían seguido al funcionario para conseguir los datos con que se perpetró el atentado.

La fiambrera hallada en el interior del coche era similar a la empleada en los dos atentados ocurridos en Granada en el verano de 1996 contra objetivos turísticos, uno en la Alhambra y otro en un parque acuático de Almuñécar.

Francisco C. lleva destinado en la prisión de Granada desde hace 13 años. Con anterioridad, había trabajado en la prisión del Acebuche, en Almería. Siempre ha trabajado en penales de Andalucía y jamás lo ha hecho en el País Vasco, según fuentes de Instituciones Penitenciarias. En ningún caso tuvo contacto con presos condenados por terrorismo ni había recibido amenazas.

La cárcel de Granada no acoge internos peligrosos o con largas condenas desde hace cuatro años, a raíz de la fuga del dirigente de los GRAPO Fernando Silva Sande, que desde entonces se encuentra en paradero desconocido. Con anterioridad, en esta vieja prisión estuvieron varios etarras.

El alcalde de Granada, Gabriel Díaz Berbel, tras conversar con el funcionario que sufrió el atentado y con el director de la prisión, Arturo Fernández, pidió: "Que nos dejen en paz. Ese es mi único deseo. Que los terroristas no utilicen a Granada nunca más como caja de resonancia".

Los terroristas forzaron la cerradura

El funcionario que sufrió el atentado observó hace unos días que alguien había violentado la cerradura de la puerta delantera derecha de su automóvil. Atribuyó ese hecho a vulgares delincuentes. Ayer, sin embargo, la policía relacionaba el forzamiento de la cerradura con la colocación del artefacto explosivo que estuvo a punto de costarle la vida.Francisco C. nunca había sido amenazado ni había advertido que estuviera siendo seguido. Pero los investigadores creen que ETA le tenía localizado y que conocía perfectamente su horario laboral y sus movimientos. Los terroristas aprovecharon que la cárcel de Granada no tiene aparcamiento para colocar la bomba dentro del automóvil que el trabajador dejó aparcado en la calle durante toda la noche.

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