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FERIA DE SAN ISIDRO / CORRIDA DE LA PRENSA

Cuando mejor toreaba

El tercer toro cogió a José Tomás cuando mejor estaba toreando.cababa de rematar un pase en redondo y, al ligar el siguiente, el oro le volteó y corneó, produciéndole una herida profunda. El torero hubo de ingresar en la enfermeía y la corrida se vino abajo. Ya nada volvió a ser lo mismo. Porque José Tomás toreaba; los otros pegaban pases. Hay una notable diferencia.

La diferencia entre torear y dar ases la advierten hasta los que no han ido nunca a los toros. José omás se había llevado el torazo gigantón de Los Bayones al centro el redondel. Le marcaba los derehazos iniciales intentando encecarlo, y cuando pareció que tomaba con franquía la muleta, le cargó suerte, le ligó los pases. La plaza dio entonces un vuelco. Tan pronto se produjeron estos muletazos,los olés restallaban con la emoción intensa de las grandes solemnidades.

Seis ganaderías/ Vázquez, Puerto, Tomás

Toros: 1º. Alcurrucén, terciado, casta; 2º. Puerto de San Lorenzo, basto, encastado; Y. Los Bayones, grande, manso, genio; 4º. El Pilar, trapío, manso; 5º. Marqués de Domecq, trapío, flojo, bravo; 6º. Arauz de Robles, terciado, reservón. Curro Vázquez: estocada enhebrada, media perpendicular atravesada -aviso- y cuatro descabellos (bronca); cuatro pinchazos, media y 10 descabellos (pitos); pinchazo bajo, barullo de muletazos y capotazos, pinchazo a paso banderillas y media infamante en los bajos (bronca). Víctor Puerto: estocada trasera caída (silencio); estocada atravesada a un tiempo (ovación y también pitos cuando saluda); bajonazo traserísimo (silencio). José Tomás: herido inenos grave al muletear al tercero (ovación que recibe la cuadrilla).Asistieron los duques de Lugo, acompañados por Jesús de la Serna, presidente de a Asociación de la Prensa. laza de Las Ventas, 2 de junio. Corrida de la Prensa (fuera de abono). Lleno.

Víctor Puerto había toreado istinto al toro anterior. Víctor Puerto le había dado muchos pases citando demasiado en corto, ninguno con la hondura y la templanza que al toro dominan y a la afición conmueven. Su desquite do ser en el quinto de la tarde. Todo el mundo lo esperaba; todo el mundo lo deseaba.

Su actuación empezó con buecos auspicios. Las verónicas que ajó, embraguetadas y ceñidas, nstituyeron el único conjunto lances con calidad que llegó a verse a lo largo de la corrida. El comienzo de la faena de muleta fue de torero grande: un pase cambiado, el verdadero, la muleta plegada en la izquierda, cambiando por delante el viaje del toro y vaciándolo en el lado contrario. Siguieron estatuarios. Luego pases de tirón para llevarse al toro al centro del redondel. Y allí lo tomó de largo... '

... De muy largo tomó al toro, haciendo honor a su bravura. El toro constituía por sí solo un gran espectáculo arrancándose alegre y fijo en cuanto sentía la llamada del matador. Mas el matador -ésta es la pena -, no daba la talla. Victor Puerto pegaba los derechazos que ha puesto de moda el toreo moderno, siempre fuera de cacho, nunca reunido, sin propósito de ligazón y perdiendo terreno.

La noble bravura del toro resaltaba progresivamente a medida que avanzaba la faena y cada embestida ponía al descubierto las carencias de esa técnica mediocre y ventajista que confórma la moderna tauromaquia, absolutamente inservible para interpretar con grandeza el arte del toreo. Los ayudados con que Víctor Puerto concluyó la faena, tampoco sirvieron de nada. El toro se le había ido sin torear: así de simple, así de lamentable.

Estuvo valiente en el sexto Víctor Puerto, si bien sus porfias muy cerca de los pitones no le condonaban el desperdicio que había cometido con el toro anterior. Incluso se le podría afear,que ahogara las embestidas. Y pues todo es empeorable, culminó su. oscuro paso por la feria cobrando un horrendo bajonazo.

No tan horrendo llegó a ser ese bajonazo como el de Curro Vázquez al cuarto toro, que se encuadra en la normativa soez y sanguinaria de perpetrar toricidios. Curro Vázquez estuvo desconfiado, desastroso, incapaz de aplicar una mediana técnica lidiadora a los toros que pretendía aliñar, y le abroncaron de firme. Sin embargo lo que no se le perdona es que siendo maestro clásico de caras esencias, al encastado primer toro intentara aplicarle la vulgaridad del toreo moderno.

¿Curro Vázquez convertido en un pegapases? He aquí una de las señales que precederán al fin del mundo. Claro que el pegapasismo es el recurso habitual de quienes rehuyen afrontar los riesgos inherente al toreo verdadero. Cuando se torea puro los toros pueden coger. En la tauromaquia eterna, la gloria tiene este precio. Justo el que pagó José Tomás cuando volcaba su pundonor y su torería en el arte de parar, templar y mandar.

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