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LOS 'PAPELES DEL CESID'

"El qué, el cómo y el porqué"

EL PAÍS reproduce a continuación el documento de los horrores o del chantaje, que el abogado de Conde, Jesús Santaella, entregó el 23 de abril de 1995 al ex ministro José Barrionuevo. El texto presenta, a lo largo de catorce puntos, la supuesta implicación del Cesid en la gestación y desarrollo de los GAL, que atribuye a una decisión política al más alto nivel. En realidad, dicho documento no es sino el último capítulo, el número 10, titulado Conclusiones, del relato que el juez Baltasar Garzón requisó el 8 de febrero de 1996 en la celda del coronel Perote. Nadie ha asumido la autoría de este relato, e incluso Perote reniega de algunas de sus afirmaciones, pero su valor resulta indudable: ha servido como objeto de chantaje y ha sido utilizado para forzar la desclasificación de los papeles del Cesid.

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10. ConclusionesEl análisis de los documentos sobre los que se construye el informe permite llegar a una serie sucesiva de conclusiones:

Primera. Durante 1983, 1984 y 1985, fundamentalmente el Cesid, en cuanto órgano superior de inteligencia de la defensa del Estado español, desarrolló la llamada Operación Sur de Francia, relacionada de manera directa e inmediata con los activistas de la organización terrorista ETA situados en el País Vasco francés. Los documentos a los que se alude en la misma, analizados pormenorizadamente en las páginas que anteceden, demuestran el grado de intensidad con el que se hacía el seguimiento de la operación. En la misma intervinieron básicamente la AOME [Agrupación Operativa de Misiones Especiales], dirigida por Juan Alberto Perote Pellón, alias don Alberto, brazo ejecutivo del Cesid para operaciones especiales, el DDI, Departamento de Defensa Interno, y básicamente las secciones D-3, Involución, dirigida por el señor [Santiago] Bastos, alias señor Baranda, que posteriormente fue nombrado jefe del DDI, y por la sección D-4, especializada en terrorismo, dirigida primero por el señor [Manuel] Guerrero, posteriormente por el señor Comín [Carlos Díaz Capmany] y finalmente por el alias Juaristi [José Rico]. En el ascenso a general del señor Comín tuvo influencia decisiva el señor Vera. Toda la "Operación Sur de Francia", como consta en los documentos analizados, fue dirigida personalmente por el director del Cesid, señor Manglano.

Segunda. La "Operación Sur de Francia" se desarrolló primero en el ámbito de la obtención de "información operativa" que afectaba a la organización ETA y a sus miembros ubicados en el Sur de Francia. Para ello, se utilizó la Red Hurón, dependiente del Departamento DI4, dirigida, según la referida documentación, por el señor Hidalgo, alias Heredia [Luis González Hidalgo], operativa en España, montándose al tiempo la llamada "Operación Tierra-Reta-SF". Esta última era responsabilidad directa e inmediata de la AOME y consistía en un sistema directo de información sobre el objetivo. Para ello, el Cesid tuvo agentes suyos en diversos puntos del territorio francés, recopilando información relativa a ETA, en lugares habituales de reunión de etarras y realizando reportajes fotográficos aéreos del país vasco francés.

Los agentes del Cesid Juan A. Rando Parra y Baltasar, estuvieron destinados en Pau. El agente del Cesid Sebastián estuvo destinado en Llivia, por ser el lugar de origen de su familia. También estuvieron destinados los agentes Sanchis, educado en Francia, Agüera, también educado en Francia, y Jesusa. El agente Sebastián estableció contacto con los colaboradores Sres. Garmot y Gengi y vivíó en un piso de Burdeos que fue sufragado por el Cesid. La Red Hurón aportó el contacto y captación de Monique Trois Fontaines para disponer de una cobertura en la zona caliente de San Juan de Luz. La conclusión que se deduce de todos los documentos analizados, que son documentos indubitados del Cesid, es que el Centro Superior de la Defensa del Estado planificó la operación tendente a crear una infraestructura que permitiera llevar a cabo acciones violentas contra miembros de ETA. Para ello controló numerosos pasos fronterizos tales como Pau, Céret, Ororón, Llivia, además de entrenar a sus agentes en el manejo de los camiones TIR.

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Conclusión: dicha operación no surgió como idea propia del Cesid, sino que fue el resultado de una reflexión que "alguien" trasladó al Centro para que fuera ejecutada.

Tercera. El 6 de julio de 1983, antes de que comenzaran las actividades de los GAL, el Cesid elaboró un documento, fruto (le las reflexión de la AOME, la SG [Secretaría General], la DI-4 y el director del centro, como consta. en el documento N/Ref 189/19.12.84, dirigido "a quien está conduciendo la lucha antiterrorista en su conjunto", en el que, después de hacer referencia a la conveniencia, frecuentemente sentida, de plantear la lucha contra el terrorismo fuera de los cauces legales, analiza las distintas opciones en el terreno de la lucha armada contra ETA. Plantea las alternativas de "represalia" (contra elementos de ETA, familiares o pertenencias materia' les), la "eliminación de líderes", acciones de hostigamiento en general, llegando a la conclusión de que el método recomendado para tales acciones era la "desaparición de agentes de ETA por iecuestro". Este documento, incorporado a los archivos del Cesid, demuestra que en el Centro Superior de- Inteligencia de la Defensa, el Estado español en su día analizó la conveniencia de comenzar la lucha contra ETA fuera de los cauces legales. En 1984, en un nuevo documento del Cesid, (N/Ref. 189/19.12.84) se mantiene la conveniencia de "acciones físicas" sobre objetivos a designar en las zonas de Burdeos y País Vasco francés, haciéndose expresa referencia al salto decisivo que supone pasar de las maniobras al "combate real".

Un nuevo documento del Cesid del año 1985, (N/Ref. 16(30.01.85)

sigue insistiendo en las acciones de "represalia y hostigamiento" sobre miembros de la organización terrorista ETA. La documentación, por tanto, es concluyente acerca del hecho de que el Estado español debatió en años sucesivos las acciones armadas contra personas de ETA, incluso después de haber comenzado la actuación de los CAL.

Cuarta. Independientemente de la Red Hurón y de la Operación Tierra-Reta-SF, el Cesid tuvo agentes suyos TO's [técnicos operativosl -guardias civiles destinados en la Comandancia de San Sebastián, mandada por el comandante Enrique Rodríguez Galindo. Concretamente allí estuvieron Pedro Gómez Nieto y Felipe Bayo Leal, ambos miembros del Cesid. El primero fue con carácter voluntario, el segundo como medio de redención por haber sido expulsado de la unidad (AOME). Independientemente de estas dos personas, otros agentes del Cesid prestaron sus servicios en la Comandancia de San Sebastián. Con toda probabilidad, D. Antonio Arteaga Jiménez, alias Jimeno, D. Antonio Romero Gonzalo-Gallardo. Por consiguiente, al margen de las operaciones mencionadas más arriba, el Cesid contó con personas suyas en la Comandancia de Intxaurrondo, desde la que se alentaron las acciones del llamado GAL Verde, o GAL de la Guardia Civil. Estos agentes estuvieron involurados personalmente en algunos actos de violencia cometidos por el GAL Verde, además de transmitir información constante al Cesid de lo que estaba sucediendo en el terreno de la lucha armada contra ETA. La presencia de agentes del Cesid en la Comandancia de San Sebastián y su involucración en las acciones violentas contra miembros de ETA, sitúa a los GAL en el mismo Centro Superior de Información de la Defensa del Estado.

Quinta. El 24 de septiembre de 1983, en el hotel Londres de San Sebastián, según el auto dictado por el Juez Garzón el día 18 de abril de 1995, tiene lugar una reunión en la que se decide poner en marcha el GAL Blanco o de la Policía. El citado auto no recoge que el 26 de septiembre, es decir, dos días más tarde, en el acuartelamiento de Intxaurrondo, tiene lugar una conversación entre el comandante Galindo y el agente del Cesid destinado en esa comandancia Pedro Gómez Nieto, quien, sin conocimiento del comandante, grabó la conversación, utilizando las técnicas aprendidas en su centro de origen, y trasladó el contenido de la misma a unas hojas manuscritas que fueron remitidas al Cesid. En dicha conversación se comprueba claramente que lo que se trata es de crear el GAL Verde, consistente esencialmente en actuar sobre ETA en la forma en que ETA actúa sobre la Guardia Civil. En acciones rápidas, ejecutadas en el Sur de Francia, con un mecanismo de "ir, golpear y volver". Nuevas conversaciones entre el comandante Galindo y el agente del Cesid Pedro Gómez Nieto, que tuvieron lugar los días 29 y 30 de septiembre de 1983, fueron igualmente grabadas, trasladadas a papel de forma manuscrita y remitidas al Cesid. Por consiguiente, el Cesid tuvo información precisa y concreta de la creación del GAL Verde, en el cual colaboraron dos agentes suyos, Pedro Gómez Nieto y Felipe Bayo Leal, junto con otros miembros del cuerpo provenientes del grupo de los comunes, singularmente Enrique y Fabián Dorado Villalobos, Cándido y José Romero, alias El Moro.

Sexta. El 28 de septiembre de 1983, es decir, dos días más tarde de la conversación en Intxaurrondo y cuatro después de la del hotel Londres de San Sebastián, el Director del Cesid, Sr. Manglano, es informado de que van a comenzar los ataques contra miembros de ETA por parte de guardias civiles de la Comandancia de San Sebastián, según consta en el documento del 28.9.83, recogido en la página 361 del Tomo 1 de la documentación anexa. Igualmente es informado, como consta en el mismo documento, que esas acciones se desarrollarán "en paralelo" con otras ejecutadas por mercenarios contratados en Francia. En dicho documento se le informa de la preocupación que supone para el Cesid tales acciones porque distorsionan la actividad del Cesid, que ya estaba planificada y con una finalidad "más decisiva". Por tanto, el Cesid tuvo información puntual y directa no sólo de la creación del GAL Verde y de la actuación de mercenarios contratados en Francia, sino, además, de la inminencia de las acciones violentas contra miembros de ETA. La respuesta del Director del Cesid a esa información es una nota manuscrita que dice: "Pendiente para el viernes", como consta en el documento recogido en las páginas 341 y siguientes del Tomo 1 de la documentación anexa, número de orden 10. Es de todo punto evidente que una información de esa trascendencia y con el grado de seguridad que supone el que el informante sea, precisamente, un miembro del Cesid, fue trasladada por el director del centro al ministro de Defensa Narcís Serra.

El día 28 de septiembre de 1983 era viernes, por lo que la nota manuscrita por Manglano se refiere al viernes siguiente. Posponer una semana una decisión acerca de un tema de tanta gravedad está fundamentado en el propio conocimiento de los hechos y en la ineludible necesidad de consultar con el ministro Serra, superior jerárquico del Sr. Manglano.

Séptima. Tal y como se señala en la información, poco después de la misma, el 16 de octubre se produce el secuestro y posterior ejecución de Lasa y Zabala, así como el frustrado secuestro de Larretxea el 18 de octubre de 1983, y el consumado de Segundo Marey el 4 de diciembre del mismo año. Estas actuaciones confirmaban la veracidad de la información transmitida al Director del Cesid. Por tanto, este organismo conocía la existencia del GAL Verde, tenía agentes suyos entre sus componentes, conocía la inmediatez de las acciones violentas contra ETA, la existencia de mercenarios contratados en Francia con este objetivo, tuvo información puntual de actos concretos de violencia y no hizo nada para evitarlos. La información relativa a estos hechos y sus antecedentes fue trasladada por el Director del Cesid al Ministro de Defensa, Narcís Serra.

Octava. Existe paralelismo en las primeras actuaciones de ambos GAL. El documento del Cesid de 6.07.83 acaba recomendando la desaparición física por secuestro. La primera actuación del GAL Verde tiene lugar el día 16 de octubre de 1983. El método utilizado es, precisamente, el secuestro. El 18 de octubre de 1983 tiene lugar el secuestro frustrado de Larretxea. El método, de nuevo, el secuestro. El 4 de diciembre de 1983 tiene lugar una nueva actuación del GAL Blanco, el secuestro de Segundo Marey. El método utilizado es, de nuevo, el secuestro. Lasa y Zabala son trasladados a Alicante. Marey a un lugar del País Vasco. Lasa y Zabala son

ejecutados y enterrados con cal viva. Se cumple, por tanto, el segundo postulado: desaparición física. Segundo Marey está a punto de ser ejecutado y enterrado, igualmente, con cal viva, según el auto del Juez Garzón, lo que no se produce, según el citado auto, dada la no pertenencia de Marey a la banda terrorista ETA. Por tanto, los dos GAL actúan con un paralelismo evidente: secuestro, posterior desaparición física, utilización de la cal viva. Es decir, utilizan el método recomendado por el Cesid: desaparición física por secuestro.Novena. Pero no sólo se involucró el Estado en una actitud "pasiva" frente a los GAL, sino que colaboró activamente con ellos. Primero, de una manera genérica ' señalando que se debía ayudar a esos grupos y, posteriormente, de una forma activa. Fue el Cesid quien elaboró el sello de los GAL para ser utilizado por estos grupos en los comunicados reivindicando las acciones violentas sobre miembros de ETA. La petición para que se elaborara dicho sello fue efectuada al Cesid por el general [Andrés] Cassinello, Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil. Este hecho demuestra que la actividad de la Comandancia de San Sebastián, en cuanto inspiradora y ejecutora del GAL Verde, y la actuación de los mercenarios contratados en Francia, estaban soportadas por las más altas instancias del Estado. La petición fue acompañada de un papel manuscrito en el que se hacía el primer dibujo del sello. Se consultó la petición con el director del Centro, quien dio la orden de que se ejecutara el trabajo. Se diseñó el sello conforme a las instrucciones recibidas, se elaboraron los correspondientes fotolitos y se fabricó el sello, todo ello en las dependencias del Cesid. El dibujo original, el elaborado por el Cesid, dos fotolitos y el sello constan en los documentos 32 a 37. Del sello se hicieron al menos dos ejemplares originales, uno de ellos se entregó al comandante [Cándido] Acedo para ser trasladado al general Cassinello y fue custodiado en el Ministerio del Interior y utilizado según las órdenes del director general de la Seguridad del Estado, D. Julián Sancristóbal. Dicho sello se conservó, finalizada la actividad de los grupos contraterroristas, en una caja fuerte del Ministerio del Interior. Otro de los sellos originales se adjunta en cuerda floja al presente informe. Con ello se demuestra, además de todo lo que ha quedado escrito, hasta qué punto el Estado español, a través del Cesid, se involucró en la actividad de los GAL. Decisiones de esta envergadura no fueron tomadas sin el conocimiento y aprobación del ministro de Defensa, Narcís Sería.

Décima. El Cesid tuvo conocimiento directo, por relato de Pedro Gómez Nieto, de lo ocurrido en tomo a Lasa y Zabala, según demuestra una grabación de la conversación mantenida al respecto que igualmente se adjunta en cuerda floja. Fueron ejecutados en Alicante, con un tiro en la cabeza cada uno, después de haberles obligado a cavar sus propios "agujeros". Pedro Gómez Nieto estaba presente en el momento de la ejecución, aun cuando parece que el autor material de la muerte de los presuntos etarras fue Quique Dorado Villalobos. Este individuo, cuando terminó la actuación del GAL Verde, tuvo problemas con la Justicia y fue condenado a la cárcel. Curiosamente el 23 de enero de 1995 fue puesto en libertad, abandonando la cárcel de Yeserías donde estaba recluido.

Decimoprimera. El Cesid encargó a Pedro Gómez Nieto, agente suyo, que fuera a San Sebastián a averiguar lo sucedido en tomo a Zabalza. El agente del Cesid elaboró un informe escrito, aunque no manuscrito, que entregó al Cesid, en el que relata la verdad de los hechos: Zabalza falleció durante el interrogatorio mientras le estaban practicando el método llamado "de la bañera". Se encargaron del interrogatorio, el teniente Arturo Espejo del SIGC [Servicio de Información de la Guardia Civil], el teniente Gonzalo, Jefe actal de la Reserva, un guardia civil que tiene un hermano regentando el bar La Viña, en la localidad de Irún. Le practican el método denominado de "la bañera" y a consecuencia del mismo fallece Zabalza. En el momento del suceso se encontraban tres o cuatro guardias civiles más. Uno de ellos es el sargento Fabián, hermano de Quique, el cual baja corriendo a las oficinas del COS que se encuentran en la planta baja, gritando y pálido que localizaran un médico y al comandante Galindo. Durante esa noche el bar de la residencia de suboficiales permanece abierto, el camarero Bonilla observa cómo el comandante Galindo se encara con los dos tenientes y les grita: "¿Sabéis lo que me habéis hecho? ¡Me habéis hundido!" Su cuerpo fue arrojado primero a una charca y posteriormente al Bidasoa. Con conocimiento de Galindo y Cassinello se montó la "cobertura": sumergir el cuerpo de Zabalza en una charca y posteriormente trasladarlo al Bidasoa, donde fue "descubierto" por la Guardia Civil quince días después de su detención, el 26 de noviembre de 1985. Es un dato adicional de indudable importancia saber que el propio Manglano confesó, a persona a designar en su día, que Zabalza era un "confidente" que el Estado español tenía en ETA. Obviamente, si la Guardia Civil de San Sebastián hubiera conocido este hecho, no le habría aplicado el método de la "bañera". Pero, además, esto demuestra que por encima de Galindo, de Casinello, de la Dirección General de la Seguridad del Estado, hay alguien que conoce este dato y es, precisamente, quien está dirigiendo la acción contra el terrorismo en su conjunto.

Decimosegunda. Pedro Gómez Nieto informaba al Cesid de los actos de violencia del GAL Verde sobre los etarras con anterioridad a ejecutarlos, información que llegaba de manera directa al Director del Cesid, Sr. Manglano. Según esta información, el caso de Gurmindo y Perurena fue así: Pedro Gómez Nieto pidió al Cesid subfusiles con silenciador para ejecutar a los etarras. Por orden del director del Centro fueron enviados dichos subfusiles a la Comandancia de San Sebastián. Sin embargo, no fueron utilizados porque cuando Pedro Gómez Nieto y, al parecer, Felipe Bayo Leal estaban practicando un reconocimiento del terreno con carácter previo a la ejecución de los etarras, se encontraron de improviso con ellos y decidieron ejecutarles con su armamento ordinario.

En la relación de armamento del Cesid que figura en el documento 30.2, correspondiente al año 1984, al relacionar la revista de armas pasada por el personal del Cesid el 15 de febrero de 1984 en las instalaciones de París (chalet ubicado en la Avenida del Cardenal Herrera Oria de Madrid), aparece la referencia "dos subfusiles ametralladores HK-9mm Parabellum".

Decimotercera. Pedro Gómez Nieto se reincorpora al Cesid y a partir de ese momento prácticamente desaparece la actividad del GAL Verde. Existe un oficio del Cesid (N/Ref. 32/11-09-86 dirigido al

Director del Centro) en el que se dice, a propósito de Pedro Gómez Nieto, que respecto de otras actividades que haya podido ejecutar, no existen testigos civiles ni militares, sólo los propios ejecutantes, siempre guardias civiles. Por tanto, el Cesid reintegra a una de las personas capitales en los actos ejecutados por el GAL Verde. Pedro Gómez Nieto pasó posteriormente en 1989 a integrarse en la Oficina de Información del Director General de la Guardia Civil, D. Luis Roldán.

Decimocuarta. En el caso de la muerte de Lucía Urigoitia, integrante del comando Donostia, que levantó la polémica del tiro en la nuca, según el documento del CESID N/Ref. KA15104/03.11.87 se demuestra que "para evitar la actuación de los jueces" se llevaron a cabo determinadas actividades que fueron fundamentalmente un CIR (Control Integral de Relaciones) en casa del Juez encargado del caso. Se sustituyó el proyectil correspondiente por otro, se cambió el cañón en el laboratorio de balística y se manipuló un chaleco antibalas para dar la apariencia, en caso necesario, de que existió tiroteo. Estas actividades las hizo el entonces capitán de la Guardia Civil, Sr. Pindado, destinado en los grupos especiales a las órdenes de D. Cándido Acedo.

Dicho documento, firmado por el emisor del mismo, termina con la siguiente frase: "Esta información parece que es conocida por el Presidente del Gobierno, Ministro del Interior, Rafael Vera y alguna persona más".

Los documentos que hemos analizado demuestran claramente que en 1982, después del triunfo abrumador del Partido Socialista en las elecciones generales del mes de octubre, en las instancias del Gobierno existía una preocupación: el estado de ánimo de las Fuerzas Armadas, sobre todo por las consecuencias del golpe de Esta do del 23 de febrero de 1981. En es tos momentos se toma la decisión de que es necesario introducir las reformas imprescindibles en la estructura del Ejército español para que no pueda volver a provocar problemas como los creados en el golpe frustrado del 23 de febrero. Eso, evidentemente, constituye una operación muy delicada, por lo que es necesario ofrecer algo al Ejército y este algo es la lucha armada contra ETA, lo cual caía muy bien en medios militares. El Estado español reflexiona y llega a la conclusión de que el centro adecuado para planificar una acción de este tipo es, precisamente, el Cesid. Se pone en marcha a partir de noviembre de 1982 y planifica una operación que consiste en crear la infraestructura adecuada para llevar a cabo operaciones violentas contra miembros de ETA, a la que se le da el nombre de "Sur de Francia".La planificación es extremadamente cuidadosa y meticulosa. Posteriormente, el Cesid tiene conocimiento de que la Guardia Civil de San Sebastián, en la que están destinados destacados miembros de su organización, va a comenzar a ejecutar etarras. También sabe que otras ejecuciones de etarras se van a llevar a cabo por mercenarios contratados en Francia. En ambos casos, en los primeros pasos se sigue la estrategia diseñada por el Cesid: desaparición física por secuestro. Todo ello demuestra que la actividad del GAL Verde y del llamado GAL de la Policía formaron parte de una operación de Estado. En todo caso, el Estado conoce los GAL Verde y de la Policía y no sólo no hace nada para evitarlos, sino que colabora con ellos desde el Cesid, elaborando los sellos del GAL que servirían para reivindicar los atentados, transmitiendo información al entonces comandante Galindo para facilitar la ejecución de los atentados e incluso, suministrando armamento especializado para este fin.

La filosofía del GAL, en cuanto técnica de lucha contra el terrorismo, se debatió en el Cesid. En dicho centro, "por orden de quien está dirigiendo la acción contra el terrorismo en su conjunto", se reflexiona sobre la conveniencia y método de las acciones armadas contra ETA. El GAL Verde y el GAL Blanco son derivaciones de esta filosofía que el Estado incorpora a su estructura operativa. El GAL filosófico, el del Cesid, no actúa materialmente en secuestro o muerte en ningún momento. Estuvo a punto de hacerlo en el caso de Josu Ternera, pero, después de haber ensayado con vagabundos o drogadictos que eran secuestrados y transportados a las dependencias del Cesid, la actuación de la policía francesa frustró el planificado secuestro.

Las páginas que anteceden, por tanto, constituyen la prueba en el terreno político de que efectivamente el fenómeno GAL fue una operación de Estado motivada, posiblemente, por el deseo de acabar pronto con el terrorismo etarra, y, al mismo tiempo, contentar a la cúpula militar, algo revuelta a raíz de los sucesos acaecidos en torno al golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Los documentos son definitivos en el terreno político y parece que también en el terreno penal, al menos en relación con determinadas personas. Pero dejando a un lado las posibles responsabilidades penales individuales, lo que no queda duda es que de dichos documentos se desprende, palmariamente, una responsabilidad política indudable en el asunto GAL y al más alto nivel. Por ello, el Cesid siguió trabajando en el asunto GAL una vez finalizado, si bien ahora con un carácter distinto.

En la Memoria de la AOME correspondiente al año 1987, en el documento referente al Gabinete de Escuchas que se recoge en la página 809, hay una referencia a escuchas sobre el GAL, añadiendo a continuación y entre paréntesis los dos nombres siguientes: "P. J. Ramírez, Melchor Miralles". Se sigue trabajando en el GAL, pero ahora haciendo escuchas sobre periodistas que Investigaban lo que sucedió.

En la Memoria correspondiente a 1988, en la página 911, aparece la operación "Urbión-Rele-Charco" que consistió en un CGA (Control General de Actividades) de un periodista "implicado" en el proceso contra el GAL, a fin de detectar contactos con personas miembros de HB, obteniendo pruebas gráficas de los mismos. La operación se desarrolló en Madrid y en Bilbao. En el año 1989, vuelve a aparecer la citada operación entre las actividades operativas del Cesid en la página 1026, con el siguiente texto: "Detección y grabación vídeo-foto de contacto entre acusadores particulares en el proceso contra el GAL".

La preocupación del Cesid, y de sus superiores, es evidente. Las páginas anteriores demuestran claramente el qué, el cómo y el por qué.

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