Un afortunado sin suerte
Un rumor "convierte" en millonario por unas horas a un vigilante del parlamento regional
Juan, de 26 años, fue despertado ayer a las dos de la tarde por su padre. "Hijo, júrame, que a ti no te han tocado 300 millones en la Primitiva. Júramelo" le pidió. Juan, vigilante de la Asamblea de Madrid, creyó que su padre le estaba gastando una broma. Así comenzó una historia que le mantuvo toda la tarde de ayer pegado al teléfono: llamando a las emisoras, televisiones y agencias de noticias para que desmintiesen lo que su padre había escuchado. "A mí no me ha tocado ni un duro. Déjenlo claro", pidió.A primeras horas de la mañana de ayer, la administración de lotería de la calle de San Bernardo, 64, situada en los bajos del edificio donde trabajan los diputados del Parlamento regional, envió un comunicado a los medios de información donde se leía: "Tenemos el placer de informarles que ayer, día 29, hemos sellado el único premio de la Primitiva, por un importe de 302 millones de pesetas. Somos los mejores". Y a partir de ahí se armó la gorda.
Los primeros periodistas llegaron a la administración al mediodía. El lotero afirmó, sin mencionar nombres, que el agraciado se encontraba ya a bordo de un avión. Una agencia de noticias mandó entonces un cable a todas las redacciones informando de que el afortunado, al que había sido "imposible" localizar, era un vigilante nocturno de la Asamblea regional.
Los periodistas se dirigieron entonces a interrogar a los tres vigilantes con horario de mañana. "Nosotros no hemos sido los ganadores. Habrá sido el de la noche", dijeron.
Mientras tanto, el jefe del vigilante telefoneaba con insistencia a la casa del empleado. El -padre de Juan, que aún desconocía la ,noticia, no atendió las llamadas. Harto de tantos telefonazos seguidos, cogió el aparato. "¡Ya está bien de bromas y de llamadas! ¿Qué pasa?", preguntó.
Llamada del jefe
El jefe de Juan le contó el enorme revuelo causado por la noticia. "Dicen que a su hijo le han tocado 300 millones", le explicó. Entonces, el padre de Juan decidió despertarlo.El vigilante estaba ayer desolado. "Si a mí nunca me ha tocado nada. Es verdad que juego a la Primitiva con mi novia, pero esta vez eché un el boleto en mi pueblo, no en la administración de la Asamblea. Sólo me han tocado dos números", relataba ayer. "¿Que por qué no he ido a trabajar esta mañana? ¡Pues porque trabajo por la noche! Lo que no entiendo es de dónde ha salido mi nombre: ¡si en los boletos de la primitiva no pone nombre alguno! Me han propuesto que desmienta la información en las teles, que salga diciendo que a mí no me ha tocado nada. Pero ¿cómo voy a hacer algo así si todos los medios dicen que me ha tocado? Cuando la gente me viese en la tele, diría: 'A nosotros no nos engaña, a ése le ha tocado la primitiva'. Y de verdad, ya no sé qué hacer", se quejaba.
El lotero comentó ayer que él sabía muchas cosas del ganador, pero que no podía revelarlas: "Nosotros tenemos algunos datos, pero, claro, no se pueden decir. Sólo puede hablar la persona a quien le ha tocado la Primitiva. Y no creo que quiera".
Juan fue ayer a su puesto en la Asamblea. "Si vienen los periodistas, les diré otra vez que a mí no me ha tocado ni un duro. Espero que me crean", dijo sin mucho convencimiento. Mientras, el nombre del ganador de la Primitiva seguía sin conocerse. O no.
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