Pocos agentes, menos recursos y demasiados robos
Pocos responsables policiales se atreven a plantear en público los motivos de la baja tasa de eficacia policial en la región. En parte porque, como recuerda la Unión Federal de Policía (UFP), el problema tiene su origen en la resistencia de la Dirección General de Policía a aumentar la cifra de efectivos policiales de la Jefatura Superior de Madrid. Se trata, según este sindicato, de un déficit que se agudizará con la próxima reforma de los distritos policiales, que ampliará en cinco el número de comisarías en la capital.A ello se suma la propia capitalidad de Madrid, un factor que lleva a numerosos agentes a cumplir servicios de vigilancia de personalidades o a inflar los servicios centrales de policía. También incide la situación del parque móvil, con un 40% de los vehículos parados por averías.
Nada que ver, según la UFP, con Barcelona, donde a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992 se aumentó la plantilla el 100% -con la consiguiente disminución de la edad media-, se mejoraron las instalaciones y se renovó el parque móvil.
Otro factor que determina la alta cifra de casos sin resolver procede de los delitos menores, apartado en el que se incluyen los robos en interior de vehículos, considerados los más difíciles de resolver dada su escasa cuantía. Este capítulo, con 43.860 denuncias en 1996 -un 40% más que en Barcelona-, supuso casi un 25% del total de los delitos cometidos en la región.
"Las cifras de la Comisaría General son duras pero reales, más que las de la época Corcuera. Por ello, pese a que parezca lo contrario, hay que decir que la seguridad ciudadana en Madrid ha mejorado respecto a años anteriores, y ello se debe en gran parte al trabajo del jefe superior de Policía de Madrid, Carlos Corrales Bueno, que desde que llegó al cargo llevó adelante una reorganización en regla de los servicios", afirmó el portavoz de la UFP, Federico Ferrer.
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