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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Se acabó Mobutu

MOBUTU SESE Seko abandonó ayer la capital zaireña de Kinshasa en lo que ya parece definitivamente un viaje sin retorno. Aunque voló a su residencia de Gbadolite, a unos 1.600 kilómetros de la capital zaireña, todo hace pensar que se trata tan sólo de una breve escala en su huida del país. Cuando abandonó la capital, las fuerzas rebeldes de Laurent Kabila se hallaban ya a tan sólo 20 kilómetros del aeropuerto de la capital. Todo hace pensar que, haya resistencia o no por parte de los restos del Ejército zaireño en defensa de la capital, la suerte militar está echada y el régimen de Mobutu dejaba ayer de existir.Las posibilidades de Mobutu de negociar se habían ido reduciendo rápidamente ante la evidencia de que no contaba con fuerza para hacer frente al avance de las tropas de Kabila. Sus maniobras de dilación estaban condenadas al fracaso, dada la situación militar. Kabila ha dado de plazo hasta el lunes a Mobutu para que firme el acuerdo de transición pacífica que implica su renuncia. Después, ha afirmado Kabila, el ataque a Kinshasa será un hecho.

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Ante la nueva situación, lo importante es lograr impedir que se produzca un baño de sangre y se prolongue y aumente el inmenso sufrimiento de los refugiados y desplazados, ruandeses y zaireños.

Corresponde a la comunidad internacional, y especialmente a los países que auspiciaron y protegieron a Mobutu, ejercer la suficiente presión sobre el previsible triunfador, Kabila, para que éste no acabe imponiendo una nueva versión de la satrapía ahora derribada. Son muchos los indicios preocupantes en este sentido, como la sistemática obstrucción por parte de las fuerzas de Kabila a la labor de las misiones humanitarias.

Ayer mismo, el Consejo de Seguridad de la ONU condenaba estas prácticas. Kabila está demostrando que tiene mucho más de caudillo militar y guerrero arcaico que de político capaz y dispuesto a una reconstrucción civil y democrática. Lo hizo al no acudir a la cita negociadora del miércoles con Mobutu y los mediadores surafricanos.

El plan presentado por el presidente Nelson Mandela, que está realizando una muy meritoria labor de mediación, consiste en el establecimiento de un Gobierno provisional que lleve a Zaire a unas elecciones lo más limpias y transparentes posible. Hay divergencias sobre el periodo transitorio hasta los comicios, que, según Kabila, será de al menos dos años.

Por otra parte, y sin rebajar un ápice la presión internacional sobre Kabila, sí valdría la pena considerar la iniciativa de los rebeldes de promover una congelación del patrimonio acumulado en el extranjero por Mobutu.

Aunque gran parte del mismo se halla oculto, el que no lo está debería ser congelado no sólo como acto mínimo de reparación hacia el pueblo zaireño, sistemáticamente saqueado, sino también como advertencia a otros dictadores, incluidos los que buscan el poder en Kinshasa para emular a Mobutu en estas prácticas.

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