Yeltsin está dispuesto a cerrar el acuerdo con la OTAN a pesar de las diferencias
El vehemente deseo del presidente Borís Yeltsin de estar en París el 27 de mayo puede ser el argumento definitivo para cerrar el acuerdo regulador de las relaciones entre Rusia y la OTAN, aunque ello suponga arrinconar o renunciar a algunas de las concepciones de seguridad defendidas por la diplomacia del Kremlin. Ésta era la impresión que existía ayer entre expertos de política exterior, el día en que empezó la sexta ronda de negociacionesEl ministro de Exteriores, Yevgueni Primakov, y el secretario general de la OTAN, Javier Solana, reanudaron ayer en Moscú las negociaciones en pos del documento conjunto que no acaba e cuajar debido, sobre todo, a as diferencias en el campo militar.
El Consejo Asesor en Política Exterior y Defensa, una organización no gubernamental integrada por prestigiosos expertos, advirtió ayer desde las páginas el diario Nezavísimaia Gazeta e las "consecuencias negativas" que se producirán, si Yeltsin, "influido por la presión externa o interna", se aviene a firmar un documento carente de obligaciones firmes.
Si ello ocurre, los expertos, entre los que se cuentan Serguéi Karagánov, subdirector del Instituto de Europa, y Aleksei Arbátov, vicepresidente del comité e Defensa de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento), pronostican desacuerdos en la clase dirigente rusa, enfrentamientos entre el Parlamento y el Kremlin, dificultades suplemenarias para la ratificación del tratado START-2 sobre reducción e armas estratégicas y bloqueo el START-3. A su juicio, en definitiva, se produciría un cuestionamiento de "todo el sistema de acuerdos en el terreno de las armas estratégicas, logrados entre Moscú y Washington durante los últimos 10 años".
"Yeltsin tiene más ganas de llegar a un acuerdo con la OTAN que sus allegados", señalaron recientemente a esta corresponsal medios diplomáticos occidentales que han tratado temas de seguridad europea en el Kremlin.
Ofensiva telefónica
En vísperas de la llegada de Solana a Moscú, Yeltsin inició una ofensiva. telefónica que comenzó con una llamada al presidente de Francia, Jacques Chirac, el lunes por la noche, y continuó ayer con llamadas al canciller alemán, Helmut Kohl, y al nuevo jefe del Gobierno británico, Tony Blair. La escueta información difundida por la agencia Itar-Tass indica que el acuerdo entre Rusia y la OTAN estuvo en el centro de estas conferencias y que la presencia de Yeltsin a París se da por hecha. El presidente ruso podría llamar a Solana cuando éste concluya sus reuniones con Primakov, que comenzaron a última hora de la tarde en el clima de secreto habitual y que podrían prolongarse hasta hoy. Según Itar-Tass, Yeltsin recomendó previamente a su ministro que mantuviera "una línea de política exterior firme", basada en la defensa de los intereses del país, especialmente en cuestiones militares. Solana tenía intención de transmitir a Yeltsin la invitación oficial a la cumbre de la OTAN del 8 y 9 de julio en Madrid.
Durante las negociaciones, el equipo diplomático ruso ha alterado su opinión sobre Solana, al que atribuía inicialmente más competencias de las que en realidad tiene, según Stanislav Kondrashov, un veterano analista del, diario Izvestia. "Una de las dificultades" es que Solana no toma decisiones sobre los problemas, según Kondrashov, que compara a Solana con un personaje del poeta Mayakovski denominado Glavnachpups, una abreviatura soviética equivalente a "Máximo jefe del negociado de acuerdos", o, dicho en lenguaje normal: un burócrata. Los rusos creen que es más fácil ponerse de acuerdo con la secretaria de Estado norteamericana que con el secretario general de la OTAN.
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