El gran arte de una joven violonchelista

El gran arte está allí donde aparece y no siempre en donde dictan sus consignas las campañas publicitarias. Por ejemplo, en una joven violonchelista de 20 años dotada de sensibilidad fuera de lo común y dueña ya de un sorprendente virtuosismo técnico. Estudia ahora en la Escuela Reina Sofía con Frans Helmerson y antes pasó por los cursos magistrales de Natalia Gutman y Lluís Claret. A través de un programa ambicioso y pleno de belleza, Carolina Singer no sólo impactó, sino que conmovió a la audiencia con sus versiones ejemplares de Bach, Brahms y Shostakovich. De la Slite en do mayor, Singer hizo una interpretación equidistante del racionalismo estructural y el expresivismo cantabile; de la Sonata en mi menor de Brahms, escrita en 1865 y contemporánea del sexteto, exprimió materialmente la larga suma de invenciones vertida por el compositor hamburgués en unos pentagramas cuya fuerza exterior procede de las vivencias y los impulsos internos. Con su estupendo colaborador, el pianista grancanario Miguel Ángel Chabaldas, la singular Carolina Singer puso todo en claro y como Brahms permite con generosidad, cantó incesantemente desde un sonido y un fraseo de superior atractivo., En fin, la Sonata en re menor (1934) de Shostakovich dio ocasión al extraordinario dúo de. cámara para extender la perfección, flexibilidad y eclecticismo de su saber y su sentir. A lo largo de los cuatro tiempos, el maestro ruso toca todos los teclados que le caracterizan desde la tensión lírica y desolada hasta soluciones levemente irónicas. No encuentro otro término para calificar al dúo Singer-Chabaldas sino éste: magistral. Cuantos se interesan de verdad por la música, deben recordar el nombre de estas dos figuras; quienes las hemos escuchado no podremos olvidarlo.