El 'accidente' de Huesca

Abandonad toda lógica. Parafraseando a Dante, tal podría ser la divisa que enmarcara la entrada de los cuarteles. Sólo desde esa perspectiva puede calificarse como "accidente" el triste suceso acaecido recientemente en Candanchú (Huesca). Una de las primeras cosas que aprenden los reclutas que inician su servicio militar es a obedecer órdenes incongruentes, sin posibilidad alguna de discusión, pues si hay dos valores en los que se fundamenta la institución militar (mucho más allá del patriotismo o el servicio a la sociedad), son la jerarquía y la disciplina. Mal asunto éste si de esta forma se quiere formar realmente a ciudadanos libres y responsables. Pero, evidentemente, no es éste ni lo será nunca, el cometido de los ejércitos, pues, por su propia naturaleza, necesitan de una tropa aborregada que, llegado el momento, sea capaz de matar y destruir sin rechistar.Atendiendo a estas circunstancias, puede entenderse una situación tan absurda como la que supuestamente precedió a la muerte del cabo Ferrer, cuando el sargento Miravete, borracho de alcohol y arrogante en su superioridad, ofreció la pistola a aquél para que disparara contra él. ¿En qué otro lugar, si no, los demás presentes se habrían mantenido al margen del incidente y no se habrían abalanzado contra el sargento para reducirlo y entregarlo al hospital psiquiátrico más cercano?- En representación de la Assemblea d'lnsubmisos de Barcelona.