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Los tesoros de Eton

El colegio británico posee 26.000 millones de pesetas

Isabel Ferrer

"La batalla de Waterloo se ganó en los prados de Eton", dijo el duque de Wellington, al recordar que aprendió estrategia jugando al fútbol en el famoso colegio británico. Tan célebre como hermético durante 557 años, el vivero de 19 primeros ministros, escritores de la talla de George Orwell y Percy Bysshe Shelley, o futuros reyes como el príncipe Guillermo, hijo de Carlos y Diana de Gales, ha publicado por vez primera sus cuentas financieras.El efecto ha sido tan contundente como el ocasionado por las tropas que salieron al encuentro de Napoleón. El centro, con rango de asociación benéfica, como todos los privados del Reino Unido, posee bienes evaluados en 26.000 millones de pesetas libres de impuestos. Si fuera una empresa figuraría en el puesto 600 de la lista nacional, justo debajo de los ecológicos cosméticos de Body Shop o los coches alquilados de Hertz.

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Ajeno a las críticas

El capital desvelado por Eton no incluye edificios y terrenos a su nombre, entre ellos 140 hectáreas de campos deportivos, ni una biblia valorada en unos 1.000 millones de pesetas. La mayor parte de la tierra procede de donaciones efectuadas por el fundador, el rey Enrique VI, así como dádivas de antiguos alumnos. La mayoría de los 1.275 que lo ocupan ahora, todos varones de 13 a 18 años, abonan matrículas de 2.680.000 pesetas por entrar en uno de los entornos más selectos del mundo.

Al tener carácter benéfico, Eton no paga IVA. Así ahorra más de 400 millones de pesetas al año. Con sus bienes financieros podrían construirse 13 institutos de secundaria. En cuanto a sus gastos, de 5.200 millones de pesetas anuales,

superan en diez veces los de las escuelas estatales, según el rotativo británico The Guardian.

Con todo, la singularidad del colegio y de los etonianos le libra de críticas sobre la endémica carencia de presupuestos padecida por los centros públicos. "La mayoría gestiona poquísimos recursos, pero no vale la pena abolir el carácter benéfico de los privados por culpa de Eton. Es una excepción, ya que muchos de su clase carecen de semejantes bienes", ha dicho David Hart, secretario general de la Asociación Nacional de Directores.

Incluso el Partido Laborista, que se ha presentado como adalid de las reformas educativas en el Reino Unido, piensa dejar las cosas como están. "Lo mejor es que las escuelas de élite contribuyan al desarrollo de la comunidad, que se relacionen con otras de su región", señalan sus portavoces. La obligación de publicar informes periódicos que justitiquen el movimiento de sus fondos puede ser, con el tiempo, una manera de lograrlo. Por ahora, el recuento detallado de la inversión efectuada con cada alumno es presentado como parte del empeño puesto en educarle.

Eton desembolsa con los alumnos cerca de cuatro millones de pesetas anuales, contra las 400.000 de otras escuelas privadas menos conocidas. Las aulas de nueve pupilos, un sistema de tutorías que permite seguir muy de cerca su evolución y el hecho de que una abrumadora mayoría acceda a la Universidad avalan las bondades de un centro que ha convertido la música y el arte en parte de su fuerza. El resto consiste, según sus propios estudiosos, en algo tan sensato como inculcar el deseo de aprender y de preguntarse a sí mismos.

Para ser uno de los elegidos hay que solicitar una plaza a los diez años y seis meses, y superar una entrevista y una prueba. Una vez coronado el primer obstáculo, las puertas se abrirán en cuanto aprueben, a los 13 años, un examen general de admisión. El frac, la corbata blanca y el cuarto individual en régimen de internado esperan al alumno a un paso del castillo, el parque y los bosques de Windsor, residencia favorita de la reina Isabel Il.

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