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Aznar reclama tranquilidad para codirigir Europa y acusa al PSOE de recurrir al miedo

Javier Casqueiro

El balance que José María Aznar hace de su primer año al frente del Gobierno dificilmente podría ser más satisfactorio y exitoso. España no sólo "va bien" sino que, según su visión, aún irá "mejor". Para cumplir ese pronóstico, para entrar en la moneda única en el grupo de cabeza y codirigir la Unión Europea, Aznar reclamó ayer un bienio de tranquilidad, sin enfrentamientos electorales ni partidistas. Se lo pidió a sus socios parlamentarios y también a la oposición. Pero con el PSOE y Felipe González se cebó: recurrió a la imagen del doberman y del miedo para definir su estilo y se mofó de su carisma.

Su equipo preparó a José María Aznar, para conmemorar este aniversario, un acto interno, de partido, pero con la mayor de las promociones externas posibles. Fue el primer discurso ante la Junta Directiva Nacional del PP desde su llegada a La Moncloa que se transmitió por circuito cerrado de televisión con los medios de comunicación como privilegiados espectadores. Duró 35 minutos.Entre la repetitiva y previsible relación de sus logros, Aznar incluyó una buena tanda de puyas a los anteriores gobiernos socialistas y a la actuación del PSOE como principal partido de la oposición,

Aznar empezó con una confesión: "No soy lento, pero me muevo seguro". Quizá por ello dedicó sus primeras palabras a valorar el resultado de las elecciones del 3 de marzo de 1996, que le condujeron al poder con mayoría limitada: "No hemos aceptado a regañadientes el veredicto de las urnas; no optamos por el mal menor, sino por el bien posible. El triunfo no fue amplio, pero fue limpio".

El presidente del PP aventuró, en este sentido, que en las siguientes elecciones ese escenario cambiará: "Nuestro próximo resultado electoral será de proporciones inequívocas".

Aznar piensa que "sólo desde el sectarismo o la parcialidad más egoísta" se puede cuestionar que España no ha avanzado en los tres retos que se planteó cuando inició su andadura con este Gobierno: poner a punto las estructuras del país, renovar y regenerar la democracia y desarrollar plenamente las competencias constitucionalmente previstas para la Administración estatal, autonómica y local.

El presidente del Gobierno retomó aquí uno de sus mensajes recurrentes. Insistió en que los gobiernos socialistas presentaron durante sus 13 años en el poder cuatro planes de convergencia con Europa y no cumplieron ninguno. En cambio, él ha desarrollado sólo uno y a rajatabla.

Aznar comprende que los socialistas estén molestos porque su Gobierno haya propiciado en unos meses el pacto social, la reforma laboral, el acuerdo de pensiones... Y aquí, sus asesores le incluyeron la frase con chispa. "Ya sabemos en qué consistía el doberman. Ahora ya está claro que habían sacado a pasear a su mascota", ironizó sobre el vídeo electoral del PSOE en el que se veía un perro de esa raza ladrando en un supuesto mitin del PP.

A continuación, añadió: "Acepto todas las críticas , pero no dejo de manifestar mi rechazo a los que se obstinan en inventar una realidad y a los que mantienen la palabra miedo en el vocabulario político español".

Sobre la situación de la Justicia, uno de sus supuestos lunares, Aznar quiso ser institucional. Primero, se sintió "obligado" a pedir respeto a la división de poderes. Luego, criticó que "se fabule sobre los riesgos y amenazas de un quimérico gobierno de los jueces y, sobre todo, se incite al Gobierno a incumplir sus deberes constitucionales de cooperar con la Justicia y dar cumplimiento a sus resoluciones", en alusión a la. desclasificación de los papeles del Cesid.

El presidente no sólo está convencido de que España, con sus buenos resultados macroeconómicos, estará en Europa, sino que apuesta por entrar en el grupo de cabeza. Para ello necesita aplicar una serie de reformas estructurales y mucha tranquilidad.

Aznar se puso un plazo: hasta 1999. El presidente entiende que "sería un grave error alterar la necesaria tranquilidad del próximo bienio con problemas menores o maniobras partidistas" como la convocatoria de elecciones.

Anoche, en una entrevista en Tele 5, Aznar salió al paso de los que le acusan de haber vuelto a dividir a España. "Lo que hay es la España de la democracia y luego hay algo que algunos se pueden inventar", dijo. Manifestó, a continuación, que "desde hace 60 años, desde la guerra civil, no hay dos Españas", con lo que dio a entender que durante la dictadura de Franco no había dos Españas.

En la entrevista no se pronunció de manera clara sobre el posible cese del Fiscal General del Estado, Juan Ortiz Úrculo. "Si tenemos que cesarle será cuando me parezca oportuno. Lo que deseo es que cumpla sus obligaciones". Respecto al caso Zamora, defendió a los dirigentes regionales del PP y descalificó a los denunciantes de los que dijo que "se inventan cosas, difamaciones".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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