La familia del novio aún no ha asimilado del todo la noticia
Iñaki, primo y padrino del novio de doña Cristina, es el portavoz de la familia Urdangarín en Zumárraga (Guipúzcoa). Otros miembros de ella huyen de las cámaras y los micrófonos que han invadido el tranquilo pueblo. "Para nosotros lo más importante es que se casa", resume. "Todavía no hemos podido asimilar del todo la noticia", añade su madre, Ana María." Yo soy Iñaki I. A él le pusieron este nombre porque yo fui su padrino cuando tenía 11 años. Habían venido a pasar las navidades y el médico les recomendó que no volvieran a Barcelona porque pronto iba a nacer", explica Iñaki. "Es que era el sexto hijo y tuvimos que recurrir a la segunda generación para los bautizos", apunta Ana María. Su hermano Luis, junto a ella, prefiere no hablar del noviazgo.
La conversación se desarrolla en la tienda familiar Urbe, de ropa y calzado de caballero, un negocio creado por los abuelos y por el que han pasado tres generaciones de los Urdangarín. Situada en los arcos de la plaza Euskadi, en el centro de la localidad, ocupa el bajo de una vivienda de tres pisos en la que nació el futuro yerno del Rey y en la que viven sus familiares más directos.
Tras el mostrador, Iñaki encaja con amabilidad el despliegue de los periodistas, aunque echa de menos el anonimato: "Nos han ofrecido hasta dinero por fotos familiares. Nos sentimos observados. Somos muy conocidos en el pueblo, pero ahora gente desconocida nos para por la calle para darnos la enhorabuena. Eso sí, todos con mucho respeto".
El repentino salto a la fama ha alterado la tranquilidad de la familia. "El otro día fuimos a Vitoria a visitar a los tíos [Juan María Urdangarín y Claude Liebaert]. Su madre no salía desde hacía tres días para evitar el acoso. A mí casi me da una taquicardía con los periodistas y las cámaras rodeando nuestro coche y pidiéndonos que bajáramos las ventanillas", cuenta la mujer de Iñaki.
