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El paso de los 'alpes'

El incremento de los fondos de inversión fuerza al Banco de España a buscar nuevos métodos para prevenir la inflación

Los fondos de inversión cerraron el primer trimestre del año con un patrimonio de 21,33 billones de pesetas, pertenecientes a más de cinco millones de ahorradores. Esa avalancha hacia unos instrumentos recién llegados, como quien dice, al panorama inversor español ha obligado al Banco de España a modificar sus métodos de estimación de los activos líquidos en manos del público (ALP), los alpes como los llaman los especialistas.Y es que una de las teorías básicas de la política monetaria es fijar anualmente unos objetivos previos de esos alpes -comprenden el dinero efectivo en manos del público, los depósitos a la vista (de disposición inmediata), los depósitos de ahorro (con disposición mediante preaviso), los depósitos a plazo (con disposición al final del periodo fijado) y otros activos, como letras del Tesoro, pagarés forales y de otros entes territoriales en manos del público- para predecir así el futuro comportamiento de la inflación. La teoría monetaria dice que si la cantidad de dinero comprendida en los ALP sube por encima del crecimiento económico, terminará por presionar los precios al alza al provocar un exceso de demanda.

El Banco de España comenzó a trazar esos objetivos de control en 1973, aunque solamente desde 1994, cuando consiguió su plena autonomía de funcionamiento, esas previsiones pasaron a tener 'peso de ley', por así decirlo. Pero cuando el banco emisor se las prometía más felices, hete aquí que, un ano más tarde, en 1995, los inversores españoles comenzaron a huir de los depósitos bancarios, cuentas de ahorro y libretones de toda clase y desviaron sus ahorros, primero tímidamente y luego en desbandada, hacia unos nuevos instrumentos que ya ofrecían bastante más rentabilidad, los fondos de inversión.

El patrimonio de los fondos de inversión no está reflejado en los ALP, con lo que el Banco de España se vio obligado a prescindir de su seguimiento para predecir la marcha de la inflación. El control del índice de precios al consumo (IPC) llegó a ser la única herramienta válida.Así que en la plaza de Cibeles se está buscando otro agregado monetario que permita incluir el patrimonio de los fondos de inversión y que vuelva a servir como vigilante de marcha de la inflación. Carmen Sánchez Carretero, del Servicio de Estudios del banco emisor, propone en el último Boletín Económico la introducción de un nuevo agregado monetario, que ha bautizado como ALPF, que complemente a los ALP. El ALPF incorpora a los alpes actuales las participaciones de los fondos de inversión nacionales de renta fija puros y mixtos -no tiene en cuenta los de renta variable y los de divisas- de los que excluye los títulos emitidos por las Administraciones públicas.Como explica Sánchez Carretero, "el agregado ALPF se construye a partir de los ALP sumando el patrimonio de los fondos y restando los activos en poder de los fondos de inversión que estan en la definición de los ALP".La urgencia de esta innovación viene determinada por los cambios en el tratamiento fiscal de los fondos que se han producido en el pasado mes de junio, "que ha reducido en gran medida, el coste fiscal de la movilización de los recursos invertidos en fondos de inversión, por lo que parece haber aumentado sensiblemente" la posibilidad de sustituir con ellos "los pasivos bancarios tradicionales", señala Sánchez Carretero.

Pero, a la hora de analizar los fondos hay que tener en cuenta las condiciones de liquidación de las participaciones en los fondos en plazos relativamente cortos y el riesgo de pérdida de capital. "En cuanto al primer aspecto, en líneas generales no existen obstáculos para obtener el valor de la participación ( ... ) prácticamente en el mismo día,, aunque sí pueden existir algunas excepciones en el caso de los fondos garantizados, en los que se penaliza la venta de participaciones en un plazo inferior al pactado", afirma Sánchez Carretero.

En cuanto al segundo punto, no todos los fondos tienen el mismo grado de riesgo. Sánchez Carretero diferencia tres grupos: los FIAMM, con una volatilidad reducida; los FIM de renta fija, que tienen una volatilidad más próxima a otros activos negociables a corto plazo, como las letras del Tesoro, y los FIM de renta variable y los fondos internacionales, con una volatilidad claramente superior.

Dado este comportamiento "es razonable suponer que los fondos de éste último grupo tengan una relación con el gasto nominal más difusa y que, por tanto, sea conveniente su exclusión" del propuesto ALPF, afirma.

"La propuesta de Sánchez Carretero está a medio camino de lo que será el nuevo instrumento para controlar la inflación", afirman en círculos cercanos al banco emisor. "La exposición tiene buen aspecto, aunque por ahora es sólo una aportación teórica".

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