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Jubilación sin júbilo

Las jubilaciones anticipadas tienen el efecto de acrecentar los problemas latentes en el seno de las parejas de edad. "Jubilarse antes de tiempo tiene un impacto psíquico, ya que no se esperaba. Multiplica los traumas por diez. Con la jubilación a los 65 años, había una cultura al respecto y las personas se adaptaban a la nueva situación", cuenta Francisco Guillén, presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Geriatría."El problema económico normalmente es gravísimo, porque en general estos matrimonios no tienen una economía maravillosa. Hay una ayuda mutua", explica Luis Zarraluqui.

Un abogado de familia tiene actualmente uno de estos casos en los tribunales: "La mujer no quiere dar la casa, y el hombre vive en una especie de pensión con unos medios limitados", explica el letrado. Ella tiene 61 años, él 65. Tras la reciente jubilación del marido y superados los 30 años de matrimonio, han pedido el divorcio. "Al principio la jubilación fue para los dos como una especie de segunda luna de miel, pero a los ocho meses se dieron cuenta de que no era real, sino algo ficticio", comenta el abogado.

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Divorciarse a los 60

El divorcio entre personas mayores de 60 años suele caer sobre los hijos como un problema. "El padre que se queda solo, que no sabe ni zurcir un calcentín, llama a su hija o hijo para que le eche una mano", continúa. En definitiva, los hijos se ven en la obligación de colaborar más.

"La jubilación debería ser preparada", concluye Guillén. "Se debería enseñar a aceptarla. Aunque lo ideal sería que fuera progresiva, una jubilación poco a poco, cosa muy difícil de lograr".

Según Zarraluqui, "el divorcio es algo que no es bueno, pero sirve como una medicina".

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