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HEMATOLOGÍA

La incompatibilidad sanguínea ya no es una barrera para tener un bebé sano

Después de siete embarazos fallidos, todos ellos en el primer trimestre de gestación y sin que se tuviera pista alguna de su causa, Rosa Sánchez, una malagueña de 32 años, había perdido la esperanza de traer un niño al mundo hasta el punto de creer volverse loca; sin embargo, tras un análisis sanguíneo rutinario, se descubrió que su organismo creaba anticuerpos al quedarse en estado, un caso muy raro de isoinmunización fetomaterna que bien tratado le permitiría intentar de nuevo tener el hijo que tanto ansiaba. Francisco José pesó 3,100 kilos al nacer, el pasado 17 de marzo, tras 37 semanas de gestación. También hay historias con final feliz.La isoinmunización fetomaterna es un caso clínico, muy poco frecuente hoy día, que se produce cuando la mujer embarazada forma anticuerpos contra algún antígeno hemático eritrocitario del feto heredado del padre, o dicho de otro modo, cuando el organismo de la madre reacciona negativamente ante una incompatibilidad entre su sangre y la del feto. La consecuencia es que los anticuerpos creados por la madre pasan al feto y destruyen sus hematíes en un grado variado, lo que puede llegar a provocar la muerte del feto dentro del útero materno, o permitir el nacimiento, pero haciendo necesario cambiar varias veces la sangre del recién nacido para librarle de los anticuerpos.

Reducción de anticuerpos

Abiertas las puertas a la esperanza, Rosa ingresó en el hospital de La Paz de Madrid a la octava semana de gestación -en agosto del pasado año-, y no volvió a su casa hasta finales de diciembre, una vez superado el periodo de más riesgo para el feto. Crisógono de la Cámara, hematólogo y miembro del equipo de perinatología que trató y vigiló a Rosa durante todo su embarazo, explica que el tratamiento consistió principalmente en reducir la concentración de anticuerpos presentes en la sangre de Rosa mediante plasmaféresis, o sea, cambiando el plasma de la mujer por albúmina humana, lo que se repitió 63 veces, con un intercambio de cuatro litros por sesión.

Las inyecciones de inmunoglobulina poliespecífica a grandes dosis y el control obstétrico continuo, clínico, ecográfico y cardiotopográfico hicieron el resto.

El seguimiento obstétrico se basó principalmente en exploraciones ecográficas normales, cada semana o dos para comprobar el desarrollo del feto, sus medidas y latidos del corazón, así como de lo que le rodeaba, placenta y líquido amniótico, ya que se temía que el efecto necrótico de los anticuerpos sobre las células de la placenta era la causa de los abortos múltiples. El último paso fue recurrir a la cesárea para evitar al feto el estrés final del parto. Según los especialistas que la trataron, lo más difícil fue relacionar las pérdidas Petales de repetición con un mecanismo hematológico: el tratamiento resultaba claro y la gestación se desarrolló con normalidad; pero para Rosa no fue todo tan sencillo. "Ella ha pasado el mayor miedo del mundo. El diagnóstico de la ecografía es muy claro, y cada vez que le hacía una, con sólo mirarme a la cara sabía si el bebé estaba bien o no; las embarazadas son así de listas y observadoras", comenta Antonio González, jefe del servicio de obstetricia de La Paz y responsable del seguimiento obstétrico de Rosa durante su embarazo.

El caso de Rosa es tan raro como su grupo sanguíneo, p -PK, que aparece en una de cada 100.000 mujeres, lo que explica que tuviera que sufrir siete abortos antes de que se intuyera una relación entre ellos y su particularidad sanguínea. Sin embargo, existe otro tipo de isoinmunización más frecuente, la Rh, que se da cuando el grupo de la madre es Rh - y el del marido y el feto Rh +.

La isoinmunización Rh fue muy habitual hasta finales de los sesenta, cuando afectaba aproximadamente a una de cada 150 embarazadas, cifra que en la actualidad se ha reducido espectacularmente hasta una de cada 100.000.

El mérito es de la inmunoglobulina Rh, un medicamento que aplicado a la madre, tanto en la semana 28 a de gestación como a las 72 horas del parto, inhibe la aparición de la isoinmunización hasta un 95% en los casos más severos, lo que supone que hoy día sólo un 0,2% de madres Rh - de hijos Rh+ llegan a desarrollar los anticuerpos. El margen de error se debe a casos muy severos o a la aplicación incorrecta de la profilaxis Rh.

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