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Tres años de promesas incumplidas

Tres años de promesas y, por ahora, ninguna solución. Diez meses después de creado el gueto de la Cañada Real, el Ayuntamiento inició la construcción de 100 casas bajas a unos metros del poblado para realojar a las familias. Pero las quejas de partidos y entidades humanitarias por el aislamiento y la insalubridad del lugar pararon la obra, adjudicada por 540 millones en marzo de 1995.Un año después, la Comunidad inició el estudio de una nueva ubicación. La consejera de Sanidad y Servicios Sociales, Rosa Posada, aseguró ante la Asamblea que el asentamiento es "una verguenza para todos" y añadió que haría lo posible por desmantelarlo pronto.

En el pasado otoño, desde la Comunidad aseguraron que el Ayuntamiento construiría un nuevo poblado para estas familias para finales de 1997, en pleno campo, junto a la carretera de Valencia.

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Pero las 56 familias afectadas, entre las que hay gente muy necesitada, otros que pululan por allí a ver si consiguen piso e incluso algún revendedor de vivienda pública, no saben aún nada. Mientras, siguen sin agua corriente y con luz por enganches clandestinos.

Ellas no son las únicas que viven mal en la zona. Desde el poblado hasta Perales del Río, otro centenar largo de familias habitan chamizos levantados por ellos en plena Cañada. Unos y otros sufren malos olores e insalubridad por la cercanía del vertedero y de la incineradora. El absentismo escolar es también grave.

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