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Entrevista:

"Las empresas con empleados disminuidos pueden ser rentables"

Un gran banco rechazó los servicios de su empresa porque no se fiaba del trabajo de 56 obreros discapacitados. Javier Arroyo, licenciado en Marketing, madrileño de 26 años, ha conocido otras respuestas similares desde que tomó la batuta de Ibermail, una compañía de su familia dedicada a los servicios de publicidad directa y formada por empleados con minusvalías, la mayoría de tipo psíquico. En otras ocasiones la reacción del cliente ha sido la contraria. "Yo les digo a nuestros comerciales que no tenemos por qué explicar si los trabajadores tienen o no alguna minusvalía, ofrecemos una relación calidad-precio y nos tienen que valorar por nuestros resultados", explica. La empresa, con siete años de existencia, está vinculada a la Fundación Juan XXIII, que, desde hace tres décadas , regenta un colegio y talleres ocupacionales para disminuidos psíquicos.Pregunta. ¿Siempre pensó dedicarse a este proyecto?

Respuesta. En realidad, casi forma parte de mi vida, ya que mis padres, ambos psicólogos y pedagogos, fueron los impulsores de la Fundación Juan XXIII, que comenzó como colegio para discapacitados. Ellos han vivido y viven volcados en el proyecto y nos han contagiado el interés a sus cuatro hijos. Por otra parte, el mundo de la empresa siempre me ha gustado.

P. ¿El interés de su familia por estos asuntos se debe a algún caso cercano?

R. No, gracias a Dios. Mis padres tenían inquietudes religiosas y este campo les gustó.

P. ¿Y cómo decidieron crear una empresa de tales características?

R. Nació como una salida laboral para un reducido grupo de chicos que recibían formación ocupacional en la Fundación Juan XXIII. Comenzamos con un cliente y una maquinaria rudimentaria. Ahora tenemos doscientos clientes más que nos encargan envíos de propaganda, buzoneo y manipulado de revistas y sobres.

P. Cabe pensar que es difícil que una empreasa así sea rentable.

R. Sí puede serlo, aunque nosotros, por ahora, no hemos repartido beneficios, que invertirnos en nueva maquinaria. Tenemos una menor productividad, pero eso se contrarresta con las ayudas que se reciben del Estado por contratar a discapacitados, que cubren la mitad del salario mínimo interprofesional, el 100% de la cuota patronal de la Seguridad Social y dos millones de pesetas por cada puesto de trabajo fijo.

P. Pero en Madrid no se llega a contratar ni siquiera el 2% de empleados minusválidos fijado hace años por ley.

R. Supongo que es una cuestión de desconfianza, y también de las condiciones del mercado laboral, con mucha gente buscando trabajo. También hay una cierta falta de conciencia sobre estos asuntos.

P. Puede pensarse que un trabajador discapacitado está más a merced del abuso.

R. Padecer alguna minusvalía no significa ser tonto. En Ibermail no tenemos los casos más profundos, sino los que están en el límite, y desde luego que se quejan si consideran que algo les perjudica.

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