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Netanyahu evita una crisis minsterial tras sobrevivir al escándalo de corrupción

El Gobierno del primer ministro derechista israelí, Benjamín Netanyahu, podía ayer sentirse fortalecido tras esquivar un juicio por corrupción y comprobar que las amenazas de sus aliados y las acciones de sus enemigos tienden a evaporarse.Netanyahu ha logrado que el Gabinete siga intacto. Sólo tres miembros de la oposición presentaron apelaciones ante la Corte Suprema. Una encuesta realizada poco después de que la fiscalía decidiera cerrar la investigación contra el primer ministro y otros dos altos funcionarios por denuncias de fraude y abuso de confianza indica que el 58% de los israelíes no quiere que Bibi se vaya.

El líder israelí, que no ha perdido un minuto para demostrar su decisión de cumplir con todas sus promesas, incluyendo la de mantener la línea dura con - los palestinos, ordenó ayer la creación de un comité ministerial para actuar como guardián de los nombramientos oficiales. Esa medida es vista como un intento por restaurar la credibilidad perdida a raíz del escándaló en torno a la designación de Roni Bar-On como asesor jurídico del Gobierno. Bar-On fue propuesto por el jefe del partido ultrarreligioso Shaas, un aliado de Netanyahu y ex funcionario público sobre quien desde hace siete años pesan acusaciones de corrupción.

Alegando falta de suficientes pruebas incriminatorias, la fiscalía cerró el domingo la posibilidad de que Netanyahu sea acusado y enjuiciado por fraude y abuso de conflianza. "Hay demasiadas señales de que el primer ministro formó parte de una conjura. No podemos aceptar el hecho de que nuestro país esté gobernado por una pandilla", declaró, en contraposición con esa tesis, Yosi Sarid, el líder del partido izquierdista Meretz, uno de los tres políticos que apelaron al tribunal para que se celebre una posible audiencia el próximo mes. Un paso que analistas políticos y expertos jurídicos describen como simbólico pero fútil.

Dos ministros del partido Likud y otros dos de grupos aliados -la Tercera Vía y el partido de los inmigrantes Israel B' Aliya-, que habían indicado su deseo de dimitir a raíz del escándalo, dijeron ayer que no tienen planes de dejar el poder.

Incluso el Shaas, que había amenazado con provocar "un terremoto" si su jefe, Arieh Deri, resultaba el único inculpado del cuarteto Bar-On, no parecía dispuesto a perder sus escaños. Por el momento, Shaas está volcando su ira contra la prensa ya que fue el Canal 1 de la televisión israelí el que destapó el escándalo. "¡Mueran los periodistas!", corearon centenares de ultrarreligiosos en Jerusalén.

La aparentemente exitosa campaña de Netanyahu para mantenerse a flote preocupa a los palestinos, que temen un mayor endurecimiento del Gobierno israelí en las negociaciones.

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