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Las migraciones y el turismo amenazan con extender las nuevas epidemias

En apenas dos décadas han aparecido 29 nuevas enfermedades infecciosas

Milagros Pérez Oliva

El optimismo, científico que la humanidad heredó del siglo XIX hizo creer que se podría vencer la maldición bíblica por excelencia: las epidemias Pero en los albores del siglo XXI de ese optimismo ya no quedan sino rescoldos: no sólo no han desaparecido las epidemías de siempre, como el cólera y el tifus, sino que en apenas dos décadas han aparecido 29 nuevas enfermedades infecciosas que se propagan en distintos puntos del planeta mientras resurgen con fuerza otras que parecían bajo control, como la tuberculosis, el dengue y la difteria.El sida -que ya ha infectado a 21 millones de personas-, la epidemia hemorrágica de Ebola, la enfermedad del legionario, el virus Marbug y la fiebre Lassa son algunas de esas patologías emergentes que han echado un jarro de agua fría sobre el convencimiento de qué con medidas sanitarias y antibióticos la humanidad podría vencer sus plagas.

Por el contrario, los más prestigiosos expertos, reunidos en Barcelona por la Fundación La Caixa en el seminario Las epidemias del siglo XXI, han coincidido en advertir que las epidemias no sólo están lejos de ser controlables, sino que algunos de los nuevos fenómenos sociales contribuyen a propagarlas. El turismo, las grandes migraciones y la creciente resistencia a los antibióticos son los tres principales factores de expansión.

El potencial crecimiento del turismo ha sido ya evaluado: se estima que dentro de 25 años, uno de cada tres viajes de recreo será intercontinental. Pero el fenómeno más inquietante es el de las grandes migraciones por razones económicas. "El sida ha demostrado hasta qué punto una enfermedad contagiosa puede afectar hoy a todos los habitantes del planeta en un periodo muy corto de tiempo", indicó Antonio Carreras, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad de Salamanca. "Las migraciones masivas y el turismo ponen en contacto grandes grupos de individuos con entornos muy diferentes de aquellos a los que, en muchas generaciones, se han adaptado sus organismos". Y eso les hace más vulnerables. La historia lo demuestra: apenas 60 años después de que las naves españolas llegaran a la isla de Santo Domingo, ya apenas quedaban indios. Las epidemias que llegaron con los conquistadores habían acabado- con ellos.

Más de 100 millones de personas viven en estos momentos en países distintos de aquellos en los que nacieron. Según Manuel Carballo, coordinador del Centro para las Migraciones y la Salud de Ginebra, sólo en Europa se producen cada año más de 150 millones de viajes interfronterizos. Mientras tanto, en los países en desarrollo continúa el gran éxodo del Campo hacia unas macrociudades tan densamente pobladas que se han hecho sanitariamente ingobernables. De hecho, el 60% de la población de estos países vive ya en grandes urbes.

Resistencias

A estos fenómenos hay que añadir la creciente resistencia de las bacterias y los agentes patógenos a los antibióticos. Y no sólo las bacterias mutan para hacerse resistentes sino que la resistencia puede transmitirse de unas bacterias a otras y una misma bacteria puede hacerse resistente a varios medicamentos.

Este aumento de las resistencias se debe, según Patrice Courvalin, del Instituto Pasteur de París, al mal uso y abuso de los antibióticos. Es también preocupante la extensión de cepas del bacilo que provoca la tuberculosis resistentes a varios medicamentos hasta ahora eficaces, mientras que la resistencia a la penicilina y a la tetraciclina está aumentando la gonorrea. A ello hay que añadir, según advirtió David Heymann, responsable de la unidad de Enfermedades Emergentes y Reemergentes de la OMS, el hecho de que no se está avanzando en la investigación de nuevos fármacos: "La última generación de antibióticos data de hace 20 años", dijo.

Las enfermedades infecciosas buscan los puntos débiles de la sociedad, según Heymann. Por ejemplo, el cólera ha encontrado en las grandes aglomeraciones humanas de los países pobres un excelente campo de cultivo. Ya no se trata de una epidemia esporádica: está instalada en la miseria y sigue creciendo.

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