Premio a la espectacularidad
En el rejoneo actual, como en casi todo, se premia la espectacularidad; es un signo más, aunque evidente, de que, año tras año, se baja el listón de la exigencia en esta fiesta que, a la vuelta de poco tiempo, no la conocerá ni la vaca madre. El rejoneo, además, concita el interés del gran público, pero pocos son los aficionados que paladean el verdadero toreo a caballo. El presidente prefiere no llevar la contraria al respetable y, y así, pasa lo que pasa.Lo que pasó en la Maestranza es que concedieron dos orejas a Antonio Domecq después de una actuación espectacular y tremendista, alejada del sosiego y el temple que deben prevalecer en el toreo a caballo para que sea, precisamente, toreo. Clavó y reunió bien, pero se excedió en las carreras, las vueltas circenses de su caballo Duende, y calentó a los tendidos, sobre todo en la suerte de las banderillas cortas, que era de lo que se trataba. Mató mal, porque descordó al animal y tuvo que descabellar, pero como la muerte fue espectacular, los tendidos se llenaron de pañuelos.
Viento / Seis rejoneadores
Cinco toros de Viento Verde, y 3º de Peralta, despuntados para rejoneo, mansos de solemnidad y descastados.Rafael Peralta: dos avisos y silencio. Javier Buendía: vuelta. Fermín Bohórquez: vuelta. Luis Domecq: oreja. Antonio Domecq: dos orejas. Paco Ojeda: vuelta. Plaza de la Maestranza, 20 de abril (mañana). 15ª corrida de feria. Lleno.
La corrida fue mansa de solemnidad, pasó olímpicamente de los caballos y se refugió en tablas desde el primer arponcillo. Los caballos persiguieron a los toros, que huían despavoridos del castigo, en una estampa de ridícula mansedumbre.
A pesar de ello, hubo toreros en la plaza. El maestro fue, un año más, Javier Buendía, que mató mal y dejó escapar un triunfo de clamor por su calidad torera y sus conocimientos de distancias y terrenos. Su toro, como todos, se encerró en la puerta de -chiqueros, y ahí lo enceló una y otra vez para componer, finalmente, una extraordinaria estampa taurina. Rafael Peralta ha mejorado mucho respecto a ediciones anteriores y destacó especialmente con las banderillas, aunque, al final, estuvo a punto de que sonaran los tres avisos. Brillante y torero Fermín Bohórquez a lomos del caballo Triunfador, un torero que desafía al toro y lo torea con templanza. Colocó un par de banderillas a dos manos sencillamente extraordinario. Sobrio y efectivo Luis Domecq con otro manso. Y sorprendió Paco Ojeda en una actuación de menos a más, reafizada en tablas, pero emocionante. De la brusquedad de los rejones de castigo pasó a un destacado tercio se banderillas, templado y torero.La corrida de hoy, 17ª y última de la Feria de Sevilla: toros de María Luisa Domínguez para Ortega Cano, Chamaco y Javier Vázquez. A las 18.30.
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