Juego, mafias y descuartizamientos
El juego ha producido el milagro económico de Macao. En 1995, el producto interior bruto per cápita del territorio fue de 18.100 dólares, muy por encima de los 14.300 de España. El grueso de la vida de Macao pasa por el juego, con ocho casinos, repartidos en otros tantos hoteles, el centro neurálgico de los cuales es el Lisboa, auténtico poder de la isla y sede de la Sociedad de Turismo y Diversiones de Macao (STDM), frente por frente del Banco de China, el otro poder. El septuagenario Joaquirri Murais Alves, director general de la STDM, explotadora en régimen de monopolio del juego, se jacta de que "la STDM tiene un dedo en todo lo que se hace en Macao".En las calles del territorio son omnipresentes las mujeres vestidas de violeta que van y vienen de sus puestos de trabajo en los casinos, abiertos y concurridos las 24 horas al día, excepto el del Año Nuevo chino, cuando cierran para cambiar la moqueta. No en vano, la STDM es la compañía que más trabajo da en la isla: 10.000 empleos. El juego está gravado con un 30%, y tal porcentaje cubre, unos años con otros, entre el 55% y el 60% del presupuesto del territorio. El volumen total oficial del juego es de 3,5 billones de pesetas, en su mayor parte de apostadores de Hong Kong, aunque hay salones reservados para VIP que llegan de muchos países de la zona. En los pasillos, nubes de prostitutas buscan también su negocio.
Stanley Ho es el gran jefe de la STDM, un negocio en el que dice que su trabajo consiste sólo en "poner la mano". Murais Alves deja caer enigmáticamente que las mafias chinas (tríadas) "hacen presión" sobre el juego, pero Ho sólo reconoce que "las mafias operan fuera de los casinos. Los asesinatos y apaleamientos siempre han sido fuera de los casinos".
Un conocedor de la parte poco amable de Macao señala que "Ho no ha podido evitar que las tríadas se metan en sus negocios. Se reparten los casinos. Están dentro. Dan préstamos y secuestran o lo que haga falta para cobrarlos. Hace poco, descuartizaron a un tío y fueron dejando trozos del cuerpo en bolsas por el centro para demostrar quién manda".
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