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El frente anticomunista encabezado por Iván Kostov arrasa en las elecciones de Bulgaria

ENVIADO ESPECIAL, Lo previsto se ha cumplido en las urnas y Bulgaria ha dado en las elecciones generales de ayer el vuelco político anunciado. Las primeras estimaciones no oficiales sugieren que la opositora coalición anticomunista Fuerzas Democráticas Unidas duplicará sus escaños parlamentarios, consiguiendo una holgada mayoría, mientras que el voto a los socialistas, en el poder hasta enero pasado, ha caído en picado a menos de la mitad. Según proyecciones coincidentes, el frente conservador que dirige Iván Kostov obtendrá entre el 52% y el 56% de los sufragios.

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Mientras los ex comunistas rondarán el 20%, otros tres partidos superarán la barrera del 4% necesaria para obtener escaño, después de unos comicios sin incidentes y con menor participación de la anticipada. Los simpatizantes de los vencedores bailaban a media noche en el centro de Sofia y coreaban "¡comunistas nunca más!". Iván Kostov compareció eufórico ante los periodistas para afirmar que está abierto a negociaciones con otros grupos y enumerar las prioridades de su alianza conservadora: reformas económicas inmediatas bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional, lucha contra la delincuencia organizada y la corrupción e integración en las estructuras europeas y, en la Alianza Atlántica. Las elecciones de ayer, adelantadas en veinte meses, son las cuartas en Bulgaria desde la caída del comunismo. Previstas inicialmente para diciembre de 1998, la insostenible situación económica del país, dirigido desde finales de 1994 por el Partido Socialista (PSB, ex comunista), desembocó a comienzos de este año en masivas protestas callejeras que forzaron al partido gobernante de Georgi Parvanov, presionado también desde la jefatura del Estado, a abandonar la idea de formar un nuevo Gabinete, al que constitucionalmente tenían derecho.

Casi siete millones de votantes potenciales estaban convocados a decidir la composición de un Parlamento unicameral de 240 escaños, en el que el PSB, que obtuvo el 43% de los sufragios en diciembre de 1994, tenía mayoría absoluta. Hasta 32 papeletas de diferentes colores se exhibían a la puerta de los colegios electorales, si bien todas las proyecciones algunas, como la de Gallup, tras 6.500 entrevistas en más de 200 puntos de votación- coinciden en que sólo cinco formaciones cruzarán la puerta de un Parlamento que habrá de lidiar con la situación más crítica conocida por el país en muchos años.

Bulgaria intenta ahora una regeneración contra reloj que deben pilotar los conservadores de Iván Kostov, el jefe de la Unión de Fuerzas Democraticas (UFD), principal partido anticomunista y espina dorsal del frente derechista Fuerzas Democráticas Unidas. Kostov será el próximo primer ministro, según anticipó anoche a EL PAÍS el presidente, Petar Stoyanov.

Consumado maniobrero

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Iván Kostov, de 48 años, un hombre conceptualmente confuso y ex ministro de Finanzas en Gobiernos anteriores, tiene fama de trabajador duro y consumado maniobrero. Él es en buena medida el artífice de la llegada a la presidencia de Bulgaria, en noviembre pasado, de Stoyanov, hasta poco antes un desconocido abogado divorcista y ahora el personaje público más valorado por los búlgaros, que aprecian en él un lenguaje directo y una decidida voluntad reformista y prooccidental.

Considerados los 22 escaños ofrecidos previamente a sus socios de coalición, 143 asientos en el Parlamento de 240 son suficientes para que la UFD, de estar dispuesta a asumir el riesgo, formase un Gobierno de partido único. Posibilidad esta en contra de la cual se ha manifestado directa y anticipadamente el jefe del Estado, que considera que el calvario que Bulgaria deberá atravesar en los tiempos que vienen es de los que exigen un acuerdo de partidos tan amplio como sea posible. En esa dirección parecía apuntar anoche Iván Kostov.

La participación en los comicios, según las primeras estimaciones, apenas llega al 60%, pese a su trascendencia y la benigna climatología. Más de un centenar de observadores internacionales siguieron el desarrollo de una votación sin incidentes.

Además de las victoriosas Fuerzas Democráticas Unidas y de su enemigo principal Izquierda Democrática, nombre de la alianza entre socialistas y ecologistas, otros tres partidos obtendrán, si se confirman las previsiones, los votos necesarios para conseguir escaños. Se trata de la Alianza de Salvación Nacional (turcos étnicos más un conglomerado monárquico), al que las estimaciones otorgan alrededor del 6% de los votos; el mismo porcentaje que a la denominada Euroizquierda, una escisión de los socialistas que se califica de socialdemócrata, y el Bloque Búlgaro de Negocios, organización al servicio de Georges Ganchev, un demagogo con dinero y pluricampeón de sable.

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