_
_
_
_

El voto de la minoría turca

La jornada transcurre en la localidad de Velingrad con sobresaltos parecidos a los de un pueblo suizo en ocasión semejante. Ausencia de policías en este pueblo al sur de Sofia, de 35.000 habitantes, tranquilidad absoluta en los lugares de votación y plácido aburrimiento en un sábado de profundo cambio político.Lo que puede diferenciar a Velingrad, con amplias y limpias calles ajardinadas y casas bajas de cuidado aspecto, es el elevado número de pomaks (búlgaros musulmanes) que en ella residen. No hay signo exterior de ello, ni en la indumentaria ni en el lenguaje, puesto que los pomaks, considerados durante la dictadura comunista como ciudadanos de tercera (puede haber cerca de 300.000 en Bulgaria) no hablan turco, a diferencia de la minoría étnica de este nombre, y esconden en lo que pueden su condición. Pero los resultados electorales de Velingrad, como los de la comarca montañosa donde se asienta, al sureste de la capital, a poco más de un centenar de kilómetros, otorgan siempre una abultada confianza al disciplinado partido de los turcos de origen.

Más información
El frente anticomunista encabezado por Iván Kostov arrasa en las elecciones de Bulgaria

Alrededor de un 8% de los más de ocho millones de búlgaros pertenecen a la minoría turca, cuya expresión electoral es el Movimiento por los Derechos y las Libertades. El partido de Ahmed Dogan, un profesor de filosofía sentenciado en 1987 a diez años de cárcel, es la espina dorsal en estos comicios de la denominada Alianza de Salvación Nacional, un matrimonio de conveniencia in extremis, que fue consumado el mes pasado, con algunos grupos monárquicos.

Los búlgaros votaron, sobre todo, con el estómago. La suya es una nación empobrecida hasta baremos tercermundistas (hiperinflación, colapso del sistema bancario, desplome de la divisa nacional, impagable deuda interna y externa), y saqueada durante años por una corrupción espectacular, incluso para los niveles de los países poscomunistas, con una buena parte de la élite política al frente del expolio.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_