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Sanidad cierra una clínica sin licencia que trató a 2.000 hombres con problemas sexuales

Vicente G. Olaya

La clínica Mens Medical Clinics, especializada en "mejorar la potencia sexual", que llevaba un año trabajando en Madrid, ha sido cerrada por orden de la Consejería de Sanidad. La Comunidad ha ordenado su cierre porque carece de autorización de apertura. Por sus locales de Madrid han pasado unos 2.000 pacientes, según los dueños, y 4.000, según la Organización de Consumidores y Usuarios, que les ha denunciado ante Sanidad. Mens Medical Clinics promete en sus anuncios "erección inmediata en sólo dos visitas" y un "éxito" en el 95% de los casos.

El cierre de Mens Medical Clinics fue firmado la semana pasada por la Consejería de Sanidad, porque este establecimiento, situado en la calle de Velázquez, carece de "autorización de apertura, y ni la ha solicitado". Esta clínica promete en su publicidad lograr en sólo dos sesiones resultados "revolucionarios" en personas de 18 a 90 años. "Podemos obtener", dice su director, el australiano Jaime Merino, "excelentes resultados en el 95% de los casos, logrando que los pacientes obtengan erecciones de 15 minutos". Merino hace hincapié en que el cierre de la clínica se debe a cuestiones "administrativas, pero no sanitarias".Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) no piensa lo mismo. Su portavoz, Juan del Real, recordó que han interpuesto una denuncia ante la Consejería de Sanidad contra esta clínica por fraude: "No existe ningún producto o fármaco, nacional o extranjero, que garantice los resultados descritos", señala. Del Real lo explica: "En septiembre pasado recibimos las primeras quejas de los afectados. Nos denunciaron que esta clínica prometía erecciones de 25 minutos con sólo dos visitas y unas inyecciones posteriores que se encargan en una farmacia de Canillejas. El precio es de 56.000 pesetas. La eficacia era total. Y eso, según los urólogos, es imposible".

Tratamiento directo

Jaime Merino, propietario de Mens Medical, niega estas afirmaciones. "Nosotros aplicamos un tratamiento directo, a base de prostaglandina, en las cavidades cavernosas que dan unos excelentes resultados. Este tratamiento está plenamente reconocido. Lo que ocurre es que hay mucha envidia por parte de algunos urólogos que se niegan a aceptar nuevos tratamientos. Están acostumbrados a poner implantes y no aceptan las nuevas técnicas. De ahí parten esas acusaciones".

La Asociación Española de Urología no quiso pronunciarse claramente sobre esta clínica cuando la OCU le pidió su opinión. En una misiva firmada por su secretario general, A. Allena, se explica que la asociación profesional no tiene "referencia alguna sobre la citada clínica ni conoce tampoco un tratamiento médico que mejore a la casi totalidad de pacientes con disfunción eréctil". Sin embargo, señalan "que hay un tratamiento médico que realmente es en cierto modo invasivo, que es la inyección intracavernosa de sustancias vasoactivas, que puede solucionar la disfunción eréctil en, aproximadamente, el 70% u 80% de los casos".

Merino explicó ayer que precisamente ése es el tipo de tratamiento que practican.

Por su parte, el urólogo Aurelio Usón afirma que esta clínica remite a sus pacientes a una farmacia con una fórmula magistral, compuesta por cuatro principios," donde se les preparaba las inyecciones antiimpotencia necesarias para lograr la deseada erección que tanto ansían. Estas prácticas de fabricación y comercialización de productos sanitarios de carácter semiindustrial y sin control técnico y sanitario van contra la Ley General de Publicidad y la Ley del Medicamento". Ausón añade que la clínica carece de médicos especializados para los tratamientos.

Merino reconoció que en su sede de Madrid no hay "urólogos", pero sí en sus centros de Valencia, Bilbao y Barcelona.

Insiste en que el cierre es temporal y que lleva cuatro semanas esperando a que se resuelva esta "cuestión administrativa". "No tenemos la licencia de apertura porque el abogado que nos llevó todo el papeleo no realizó las gestiones, a pesar de que se le pagó por ello. Cometió una negligencia y lo ha reconocido por escrito. Nos hacen daño porque llevamos tiempo sin poder trabajar".

Ayer, en la puerta de la clínica, existía un cartel donde se leía: "Cerrado por reformas y renovaciones". Y se ofrecía un teléfono móvil para consultas.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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