Gobernador sin estaca
DENTRO DE un mes, el 5 de mayo, los gobernadoresciviles, figura central en la vertebración del Estado durante 150 años, serán sustituidos por los subdelegados del Gobierno. En esto, como en otras cosas, el PP ha hecho: de la necesidad virtud, asumiendo con entusiasmo aquello que de todas formas le exigían sus, socios nacionalistas. El debate, esbozado- en la anterior legislatura sobre el papel que correspondería a la provincia en una España autonómica no ha tenido, continuidad, y nadie se ha opuesto al entierro de la figura del gobernador, nacida el siglo pasado como uno de los ejes de la reforma liberal de la Administración, pero transformada luego en una especie de delegado de orden públicoSobre este aspecto ha versado el más reciente malentendido entre el, PP y sus socios nacionalistas. Algunas interpretaciones sobre las competencias de los subdelegados en materia de seguridad ciudadana suscitaron una advertencia de Pujol. Finalmente, tras una entrevista entre el consejero de Gobernación de la Generalitat y el ministro Rajoy, éste aceptó que en las comunidades con policía propia la competencia de orden público recaiga en el Gobierno autónomo, sin que los subdelegados asuman ninguna función en este terreno.
Se trata, en todo caso, de un nuevo episodio de los desencuentros que vienen jalonando las relaciones entre el PP y CiU desde que son socios. Ejemplos recientes serían la ley del suelo, la política audiovisual, el control de los secretos de Estado o el déficit sanitario. Ello ocurre pese a que el acuerdo entre ambos partidos fue consignado por escrito. Al parecer, cada una de las partes da por supuestos ciertos sobreentendidos que la otra no acaba de reconocer, y de ahí los malentendidos. Además, las declaraciones de satisfacción de CíU sobre el cumplimiento de lo pactado se han visto matizadas últimamente con reticencias motivadas por los dividendos aparentemente mayores que habrían obtenido los nacionalistas vascos de su apoyo al Gobierno.
La alarma de Pujol ante unas declaraciones de la actual delegada del Gobierno en Cataluña que al parecer fueron mal interpretadas tenía su base en la publicación, en febrero pasado, de un informe de Administraciones Públicas en el que se planeaba una sistemática delegación de competencias para que los subdelegados heredaran de hecho las funciones de los gobernadores. El temor de los nacionalistas era que el futuro desarrollo reglamentario de la Lofage institucionalizara esa delegación. Rajoy ha aclarado que la titularidad de la competencia siempre será del representante del Gobierno en la autonomía y que la delegación será estrictamente operativa. El subdelegado es un funcionario que no representa al Gobierno, sino al delegado que lo nombra, y no tiene, por tanto, responsabilidades políticas.
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