Biblioteca escolar
Saber leer, poder leer y querer leer. Todos deseamos que nuestros hijos sean grandes lectores ahora y en el futuro. Como responsables de su educación, lo intentamos machaconamente con las palabras "tienes que leer", pero nos falta información para acertar en el "qué leer" que les arrastre definitivamente hacia el gran poder embaucador de la lectura.En la escuela aprenden a leer, pero cuando se aborda el siguiente paso, el de que les guste leer, muchos se quedan en el camino y sólo "practican" cuando hay una obligación. Algo está fallando, algo hacemos mal padres y profesores. Ambos deberíamos ser los primeros en convencernos de lo que supone la habitual práctica de la, lectura para realizar satisfactoriamente la búsqueda, organización y comprensión de la "información" que hoy entra torrencialmente por nuestros ojos y oídos.
Por eso, padres y profesores debemos y podemos potenciar una de las posibilidades que aún nos quedan: la biblioteca escolar. Actualmente, pocas escuelas la tienen, y en muchas de las que creen tenerla, detrás del cartel sólo hay un aula pequeña con unos pocos libros en los estantes y, para colmo, encerrados bajo llave. El horario de uso suele ser reducido; la situación física y el espacio, inadecuados; los fondos, escasos o pobres... A todo ello se une el hecho de que no suele haber un docente responsable de ella con carácter permanente ni con la formación adecuada, sino tan sólo unos pocos voluntarios que le dedican el tiempo que pueden y que intentan organizar "lo que tienen" de forma prácticamente autodidacta. El triste resultado es que un alto porcentaje de profesores no la utilizan como medio de formación, que un alto porcentaje de escolares ni siquiera la han visitado y que un alto porcentaje de padres no saben que existe. Entre todos podemos hacer que esta precaria situación de la biblioteca escolar cambie y que se convierta en lo que debe ser: el punto central de la, escuela, a través del cual se canalicen la información, la formación y la lectura, elementos básicos para conseguir que nuestros hijos sean orientados hacia la autonomía ahora y en el futuro.
Si padres y profesores nos convencernos de ello podremos obtener la fuerza suficiente para sensibilizar a la sociedad de la urgente necesidad de dar auge a la biblioteca escolar y particularmente a las distintas administraciones públicas, que son las que pueden aportar los medios necesarios para el gran empujón.-
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