Acoso al integrismo ante los comicios en Argelia
ENVIADO ESPECIALComo solían desplegarse las tropas coloniales francesas hace 40 años, los servicios de seguridad argelinos sellaron el sábado la alcazaba de la capital, feudo de los integristas, y peinaron casa a casa sus callejuelas. Al menos cuatro islamistas armados fueron abatidos en medio de escenas que evocaban la batalla de Argel: barricadas policiales en todos los accesos al casco antiguo, controles de identidad, registro de cada vehículo, tiroteos, en fin, y granadas de mano. Parecía que, tras cinco anos de terror, el país magrebí no había retrocedido tanto en su historia.
Lacónico, el diario El Watan destacaba ayer que se trataba de la primera acción antiterrorista en la capital en una veintena de' días, tras el sangriento Ramadán, que se saldó con unas 400 muertes. Y con tintes bélicos, Liberté relataba cómo varias manzanas fueron evacuadas antes de que los agentes desencadenaran el asalto contra el escondrijo de la guerrilla.
Esta operación de seguridad -y otras, como la que acabó el sábado con la vida de 43 milicianos del maquis integrista en la provincia de Relizan (al oeste de Argel), descrita ayer en el rotativo Le Soir- es buena muestra de -la orden de acoso y derribo contra la guerrilla islámica lanzada por el presidente Liamín Zerual tras convocar elecciones generales para el 5 de junio.
Controlado por los militares, el régimen argelino pretende limpiar la imagen de terror heredada del reciente Ramadán mientras aguarda la llegada de observadores internacionales, que el mismo Zerual ha invitado a los comicios tras escuchar las quejas de fraude en el referéndum constitucional del pasado noviembre.
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