Los rebeldes conquistan Kisangani y ponen en fuga a los soldados zaireños
Mobutu Sese Seko ha perdido Kisangani, la tercera ciudad de Zaire (600.000 habitantes). Sus soldados abandonaron ayer su defensa tras darse al pillaje. Los rebeldes banyamulenges (tutsis zaireños) tomaron sin oposición el aeropuerto internacional y a media tarde desfilaron por las calles de Kisangani en medio del júbilo de la población, según informó ayer la propia emisora rebelde en Goma, junto a la frontera ruandesa.
Este dato, el del apoyo de los habitantes, ha sido confirmado por diversas fuentes occidentales. Entre ellas, el hermano marista español, Feliciano Rebollo, residente en Kisangani, uno de los cinco españoles en la zona. "Ya están en la ciudad... se escuchan mucho! disparos", aseguró ayer en Kinshasa (capital de Zaire) uno de los hombres de Mobutu, que pidió no ser nombrado. El régimn, con su cabeza visible, Mobutu Sese Seko, en la Costa Azul francesa (ha vuelto anunciar que regresa el lunes) se resquebraja. Han bastado cinco horas de combates para tomar una ciudad defendida por miles de soldados.La ofensiva final comenzó en la noche del viernes. Una columna rebelde, fuertemente, armada, se aproximó a Kisangani desde Bafwasende, en el noreste. Las tropas de Mobutu, apoyadas por mercenarios serbios, rusos y surafricanos, abandonaron las posiciones de combate, dándose a la fuga a través del río Zaire (antiguo Congo). Antes, como es su costumbre, comenzaron un pillaje desenfrenado. La desbandada es total, según fuentes, occidentales. Un avión francés evacuó la pasada madrugada a 15 extranjeros. Fueron los últimos en salir. El aeropuerto internacional está ahora cerrado, bajo control banyamulenge. Mobutu ha perdido la única opción militar que tenía para intentar la reconquista del territorio perdido desde noviembre, unos 500.000 kilómetros cuadrados (el tamaño de España). Zaire tiene 1.300.000 kilómetros cuadrados, de los cuales un millón son selva cerrada.La caída de Kisangani (aritigua Stanleyville, en honor al gran descubridor galés Henry Morton Stanley) es un mazazo definitivo para el corrupto régimen de Mobutu. Con Kisangani no sólo pierde el último aeropuerto de importancia, pierde también un estratégico nudo de comunicaciones que deja desguarnecido el norte del país.
Objetivo: las minas
Los rebeldes están ahora en disposición de controlar la provincia de Katanga (al sur), en la que avanzan sin oposición y entre enormes simpatías, y la totalidad del Alto Zaire (en el norte). De este modo, los hombres de Laurent Kabila (líder banyamulenge) dominarían las minas de oro y diamantes.Tras conquistar Kisangani, los rebeldes avanzarán ahora hacia el norte, hasta la frontera de la República Centroafricana. Allí hay un trascendente objetivo político: Lisala, la ciudad natal de Mobutu, donde se levanta uno de sus palacios más sobresalientes. Su toma supondría un terrible golpe moral.
La fuerza de choque de los banyamulenges son los mai mai, guerreros zaireños que luchan semidesnudos y que se consideran inmortales gracias a un brebaje mágico. No suelen hacer prisioneros. A sus enemigos les castran y les cortan las orejas para interrumpir el ciclo de la reencarnación. Además de los mai mai, luchan junto a Kabila distintas facciones rebeldes y ex soldados zaireños. Les une el odio al dictador.El Gobierno de Kinshasa ha acusado a Ruanda, Uganda y Burundi de armar y apoyar a los banyamulenges. Los datos conocidos hasta ahora no desmienten esta afirmación. Habría que sumar en el grupo de aliados de los rebeldes zaireños al Gobierno de Angola, que se está vengando ahora del apoyo que en su día dio Mobutu a las guerrillas de UNITA. EE UU, que mantiene una sorda lucha diplomática con Francia en esta región, está detrás de Kabila.
Los interhamwes (una especie de SS hutus responsables del genocidio de un millón de personas en Ruanda) se hallan también, en desbandada. Junto a ellos huyen decenas de miles de refugiados hutus. Según las organizaciones humanitarias, su situación es desesperada. Muchos están muriendo en la selva. El enviado especial de la ONU, Mohamed Sahnun, llegó ayer a Goma. Quiere un corredor humanitario. Kabila impone sus condiciones: se hará cuando y como él diga. Es el caballo ganador.
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