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Tribuna
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Una decisión salomónica

El Banco de España confirmó las expectativas del mercado con un recorte de 0,25 puntos en el tipo decenal. En efecto, tras el buen dato de inflación de febrero, el mercado había apostado por un nuevo recorte: el anterior había tenido lugar a mediados de enero, cuando se conoció la inflación de diciembre.Desde ese momento la inflación ha bajado siete décimas.

Los argumentos a favor del recorte estaban, claros: el consumo se sigue acelerando muy suavemente -a una tasa de 2, 1 % en el primer trimestre del año-, por debajo de lo esperado. Así, pese a que cabe esperar una recuperación del crecimiento, se prevén pocas presiones inflacionistas.

El principal factor de riesgo era, y sigue siendo, la peseta., El año pasado, los mercados apostaron por la convergencia; la compra de bonos por este motivo aproximó los tipos españoles a los de los países del núcleo europeo (el diferencial en los tipos a 10 años se redujo desde 3,50 hasta 0,85 puntos) y fue la causa principal de la fortaleza de la peseta.

Las dudas sobre el proceso de convergencia surgidas en los últimos meses, sin embargo, han llevado a una toma de beneficios, con una reducción del saldo de deuda en manos de no residentes. Esta venta de bonos está detrás de la debilidad de la peseta, lo que ha llevado al Banco de España a intervenir en su defensa. A este efecto se ha conjugado la fortaleza del dólar frente al marco.

Alternativa prudente

Así, el Banco de España ha optado por la alternativa prudente: no tocar los tipos habría producido desánimo, temiendo que no bajar reflejara hipotéticas dudas del propio banco central. Bajar demasiado (0,50 puntos) tampoco era una opción: si el mercado creyera que queda poco margen para bajadas adicionales, habría optado probablemente por vender, más aún si esta bajada llevara a una peseta más débil.

¿Cuánto más puede recortar? Si nuestra economía continúa creciendo sin tensiones excesivas en el consumo, la inflación podría estabilizarse alrededor del 2,5%; a su vez, esto permitiría acercar el tipo decenal a la zona del 5,25-5,50%.

Si España, está en condiciones de optar a la moneda única a principios de 1999, y creemos que lo está, habría que añadir un factor nuevo: la necesidad de aproximar los tipos españoles a los del futuro banco central europeo, lo que debería abrir la puerta a la zona del 5%, e incluso por debajo, para finales de año.

Para ello hace falta ganarse el respeto del mercado con el cumplimiento del criterio de déficit (3% del PIB) y el mantenimiento de la peseta dentro de la banda de fluctuación en el mecanismo de cambio. ¿Podremos? Creemos que sí. El Banco de España ha defendido la antigua banda de fluctuación del 2,25%. El crecimiento de la economía y una ejecución rigurosa del presupuesto deberían hacer el resto.

Alfredo J. Urrutia es economista jefe de Société Générale en España.

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