_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La hipoteca

Juan José Millás

De súbito, los bancos se pelean a muerte por nuestras hipotecas. Al gunos están dispuestos incluso a pagar los gastos de quirófano que cuesta el trasplante. Un conocido mío fue narcotizado en plena calle con la inyección de un mibor + 0,75, y al despertar le habían pasado la hipoteca. del Central al Bankinter, o del Santander a La Caixa, ahora no me acuerdo. Y sin dejarle cicatriz. En los vestíbulos de las instituciones bancarias hay expertos con el bisturí en la mano asegurándote que la operación no duele nada, ante notario. Para los pobres es una sensación muy rara esto de que los millonarios tengan tanto interés en nuestros mesenterios. Por un lado, da gusto verlos pelearse para ver quién nos lleva a la cama, pero, por otro, sabiendo como sabemos que la hipoteca es una glándula mortal, una bomba de relojería adherida al miocardio, produce miedo advertir tanta codicia en su mirada.La hipoteca segrega un humor verdoso, parecido a la bilis, que los pobres nos tragamos porque no nos queda otro remedio. Lo raro es que los millonarios se empeñen en introducirnos una cánula para beber de ese líquido amargo. Quizá se trate de una perversión gastronómica como el paté. El caso es que mucha gente que vivía sin hipoteca se está animando a ponérsela por el placer de subastarla entre Botín, Ybarra o los hermanos Valls Taberner. Ya que no nos invitan a jugar al golf, que pujen por nuestros bandullos.

No sé qué hacen las organizaciones de consumidores que no crean una asociación de enfermos de hipoteca. Con la pasión que despiertan nuestras llagas económicas en los millonarios excéntricos, todos unidos en una sola úlcera podríamos negociar unas condiciones excelentes. A lo mejor no les sacábamos el hígado, pero seguro que les comíamos el mibor. La unión hace la fuerza.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_