_
_
_
_
_

El disparo del policía municipal que mató a un vecino de Tetuán entró por la nuca

Jan Martínez Ahrens

La bala que mató el pasado 19 de febrero en un enfrentamiento con la Policía Municipal a Jesús de la Cruz Pozo, de 34 años, vecino de Tetuán, entró por la nuca. Así lo afirma, según fuentes jurídicas, la autopsia practicada por los médicos forenses Luis Segura y José María Abenza, este último director del Instituto Anatómico Forense.El informe precisa que el tiro se efectuó a más de 70 centímetros de distancia de la víctima y que el orificio de entrada, de unos tres milímetros de diámetro, está situado en la región cervical posterior, a la altura del nacimiento del cuero cabelludo y a un centímetro de la bisectriz del cuello. La bala atravesó el cráneo y, con trayectoria ascendente de 45 grados, salió por la parte izquierda de la frente.

Una vez establecido el recorrido de la bala, la autopsia reconstruye las circunstancias en las que se produjo el disparo. Para los forenses sólo caben dos posibilidades: el policía disparó por detrás a la víctima (que empuñaba un revólver simulado) o bien ambos se encontraban frente a frente. En este último caso, De la Cruz, al tiempo que caminaba con los brazos extendidos hacia el policía, giró la cabeza hacia el lado derecho y la flexionó para mirar a otro agente que se encontraba a su derecha, en el descansillo de la escalera.

El análisis forense también determina que la víctima había consumido cocaína. Este dato podría explicar, según fuentes jurídicas, el estado de excitación nerviosa en que se encontraba el día de los hechos. Esa tarde, De la Cruz, técnico electrónico de 34 años, tiró sus enseres por el hueco de la escalera de su inmueble, en el número 35 de la calle de San Raimundo (Tetuán). Luego salió a la calle armado con una escopeta y una pistola de avancarga (carga delantera). Aunque la Policía Municipal consiguió desarmarle, el hombre huyó y regresó a su piso.

La otra versión

El policía, antes de disparar, gritó al vecino para que tirase el arma

Para este letrado, la autopsia en ningún momento afirma que la bala entrase por la nuca de la víctima. "No es verdad, el disparo entró por el lado izquierdo del cuello. El fallecido, que había tomado cocaína, giró la cabeza para mirar a otro policía, pero estaba frente a mi defendido y le apuntaba", añadió Casado.La acusación particular, que reconoce que el fallecido llevaba un arma en la mano, tampoco cree que se tratase de un homicidio a sangre fría. "A esta altura del caso quizá no se pueda establecer exactamente lo que ocurrió, pero indudablemente es difícil que si una persona está frente a otra ésta le dispare y la bala le entre por la nuca. Quizá De la Cruz se giró en el último momento, pero pudo ser un acto instintivo ante la evidencia de que le iban a disparar", afirmó el abogado de la familia de la víctima.

Sobre el extraño comportamiento del fallecido ninguna de las partes ha ofrecido una explicación coherente. Entre los vecinos, De la Cruz era considerado un hombre normal, aunque a veces se mostró violento, sobre todo con sus amigas, a las que gritaba. Su familia y sus amigos de trabajo le calificaron de persona tranquila y sociable.

El policía, tras su detención, recibió el apoyo del alcalde de Madrid, de la oposición y de los sindicatos policiales.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_