Los vecinos recuperan de día la plaza más degradada del centro tras su reforma
Los vecinos de la plaza de María Soledad Torres Acosta, situada a la espalda de la Gran Vía, junto a los cines Luna, han recuperado un espacio. Un proyecto urbanístico, elaborado al alimón entre técnicos municipales y residentes y terminado hace unas semanas, ha devuelto la vida ciudadana, aunque sólo de día, a una plaza dominada por la marginación. Es una de las ocho zonas incluidas en el plan municipal de reforma de glorietas.
Han hecho falta 45- millones de pesetas y bastantes reuniones entre los técnicos del Ayuntamiento, y los vecinos de la zona para que la cosa cuajara. En un principio, los especialistas en urbanismo se presentaron con un proyecto estéticamente más correcto; los residentes replicaron con un plan más práctico. Por ejemplo, los vecinos pidieron que los bancos se situaran en. el centro de la plaza y no en las aceras. La razón, que las prostitutas no tuvieran sitio para exhibirse. Así se ha hecho. Asimismo, los que viven ahí explicaron que había que cerrar una parte de los soportales a fin de que no durmieran "los mendigos y los drogadictos". El Ayuntamiento estuvo de acuerdo, "Y poco a poco, y sobre todo de. día, esto va cambiando, explica Javier González, presidente de la Asociación de Vecinos del Centro. "Por la noche vuelve a ser territorio de las putas y los camellos, pero por la mañana ya hay gente jugando en las nuevas pistas de petanca o personas leyendo el periódico", afirma González.Patada en la yugalar
Una de las reivindicaciones de los vecinos, por ejemplo, es que se colocara una pista de baloncesto en el centro de la plaza. Los urbanistas no lo veían. Era un poco darle una patada a la yugular del entorno, de tal manera que con una cancha completa aquello iba a parecerse demasiado al barrio de Harlem, en Nueva York. Pero la idea de los residentes no era del todo mala, ya que los centros deportivos brillan por su ausencia en la zona.
Al final se optó por una solución salomónica: dos canastas de baloncesto, pero colocadas cada una a un lado del mismo tablero, y un campo dedicado al deporte mucho más pequeño que el reglamentario. La cuestión paradojica es que el estilo Harlem se sigue imponiendo: el martes, un grupo de chicos de 15 años jugaba allí a la pelota con, la gorra en la cabeza y los pantalones vaqueros anchos que suelen sacar algunos héroes del rap en los vídeos estadounidenses.
Los residentes del bardo no confiaban mucho en que la petanca sirviera de revulsivo. Pero los técnicos. apostaron por ella, insistieron y el tiempo les ha dado la razón a estos últimos: "Sí que juega la gente, hasta se organizan torneos", dice González.
La prueba definitiva vendrá en verano, cuando el día se alargue. Ahora, en cuanto el sol se pone, la plaza vuelve a ser coto exclusivo de la prostitución y el tráfico de drogas. "En verano ya se verá; las putas, que han estado ahí siempre, no se van a ir, pero sí se puede evitar la droga", añade el presidente de la asociación de vecinos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.