Duros reproches de Lucas a la política autonómica de los socialistas
El talante apasionado que Juan José Lucas, presidente de Castilla y León, improvisó para atacar a los Gobiernos socialistas le reportó numerosas felicitaciones en los pasillos por parte de sus compañeros. Incluso de José María Aznar. Lucas metió de rondón en su discurso caña contra los anteriores Ejecutivos, y en especial contra Felipe González por no haberle recibido durante años. Hubo un momento en que se irritó tanto que él mismo se paró, reflexionó y bajó unos decibelios su oratoria.El presidente castellano leonés expresó sus dudas ante los resultados reales del anterior debate autonómico, y también sobre el futuro del nuevo modelo promovido por su propio partido, el PP. En ese punto dejó en el aire varias preguntas cuya respuesta sólo dará el tiempo. Y se saltó un párrafo que tenía preparado en el que afirmaba que en política es "imposible" considerar cerrado nada, en contradicción con lo expuesto el día anterior por Aznar.
Desechó la teoría igualitaria del "café para todos" en política autonómica y aportó otra alternativa: "Café con bandeja de, pastas para que todos elijan la que quieren comerse". Se pronunció también por el principio de la lealtad exigente", y a continuación enumero tal cantidad de reclamaciones e infraestructuras que su realización no sólo sería multimillonaria, sino que parece inabordable en vanas legislaturas. Pidió entre otras cosas, conectar por autovías todas las capitales de su extensa región y tres aeropuertos. Dicho esto, protestó Lucas porque ahora los presidentes autonómicos socialistas digan que se les quiere imponer el nuevo sistema de financiación, cuando ellos en el anterior tampoco les dieron ninguna oportunidad de participar.
Gallardón, conciliador
El presidente madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, apostó por un estilo conciliador y reflexivo. Confeso sin pudor que se permitía ese. lujo precisamente porque "el hecho diferencial de Madrid es que no lo tiene". Obvió, por tanto, reivindicaciones concretas y teorizó fundamentalmente sobre dos principios: "El de generalidad, no igualdad o igualitarismo, y el de lealtad constitucional y nacional".
El navarro Miguel Sanz esbozó la situación de privilegio del estatuto foral de su comunidad frente a las críticas de los presidentes socialistas, que se oponen a la cesión del 30% del IRPF con capacidad normativa, y reclamó el apoyo del Gobierno a la finalización de la emblemática presa de Itoiz. Jaume Matas, presidente balear retomó la teoría del reequilibrio y de la solidaridad para expresar su impresión de que ese reparto ha igualado a todas las autonomías, pero por abajo. No se resistió a destacar los costes del denominado "mal de insularidad".
Jesús Fortes, de Ceuta, e Ignacio Velázquez, de Melilla, ensalzaron su condición fronteriza para remarcar que en esta puja autonómica ambas comunidades están en clara desventaja. Hoy hace justamente dos años que se aprobaron ambos estatutos de autonomía.
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