Bélgica se plantea otorgar el derecho de voto municipal a los inmigrantes

El funeral por la niña de origen marroquí asesinada, Loubna Benaissa, al que asistieron 20.000 personas, y su entierro en Tánger, porque no hay cementerios musulmanes en Bélgica, han reabierto la polémica sobre la integración política de los inmigrantes (de ellos, 140.000 musulmanes) en este país de diez millones de habitantes.El primero en abrir fuego ha sido el primer ministro, el democristiano Jean-Luc Dehaene, al indicar que "hoy, podría reabrirse el debate sobre el derecho de voto de los inmigrantes en las elecciones municipales".

Los primeros en aplaudir han sido los extragubernamentales partidos ecologistas (Ecolo, francófono, y Agalev, flamenco), y el viceprimer ministro socialista Elio Di Rupo, contrario a que "se establezcan dos categorías de extranjeros", los procedentes, de la Unión Europea (UE) y los de terceros países. Y se ha anunciado en el Congreso tres propuestas de enmiendas de la Constitución para hacerlo posible.

Pero en la coalición gubernamental (cristianodemócrata-socialista) no todos están de acuerdo con Dehaene. En su propio partido, la DC flamenca, muchos no están dispuestos a disociar el derecho a voto de la nacionalidad. En igual sentido se ha manifestado el partido liberal flamenco, en la oposición, por boca de su presidente, Herman de Croo. Y el VIaams Blok, el nacionalismo racista, ha acusado al primer ministro de intentar capitalizar políticamente la muerte de la pequeña Benaissa.

De hecho, los partidos flamencos vienen obstaculizando la trasposición al ordenamiento belga de la directiva comunitaria que otorga derecho de voto a los residentes procedentes de la UE.