Wall Street empuja las bolsas, pese a todas las advertencias de prudencia
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, mantiene el papel de bombero de los fuegos de Wall Street. Tras comprobar que fue vano su aviso de diciembre, cuando habló de "irracional exuberancia" de los mercados, porque el Dow Jones subió casi 500 puntos en 75 días, lanzó otro aviso el 26 de febrero. Sugirió que, si continúa el "espejismo" de las bolsas, no habrá más remedio que subir los tipos de interés.
Greenspan advirtió que, "sin duda, algún día habrá una recesión". Necesitaba ir más allá que en diciembre, porque la barrera de los 7.000 puntos fue traspasada sólo cuatro meses después de haber saltado la de los 6.000. En menos de dos años, Wall Street ha crecido un 75%.¿Hasta cuándo subirá? No hay experto ni periódico que no haya dedicado largos análisis a la "exuberancia" del Dow Jones y al temor de que una corrección -el eufemismo de crash- pinche el globo.Hay datos que explicarían, en la versión optimista, por qué en esta ocasión hay que desconfiar de anteriores comportamientos de los mercados. Uno de los grandes motores de la euforia no es pasajero. Los hijos de la explosión demográfica de los años cincuenta ha llegado a una edad en la que empiezan a pensar en la jubilación.
Eso supone una enorme cantidad de dinero. Sólo en enero, 24.000 millones de dólares (3,47 billones de pesetas) han ido a parar a los fondos de pensiones, que en EE UU invierten masivamente en acciones.
La escalada de Wall Street y la determinación de los inversores encuentran cómodo respaldo en la economía. Hay crecimiento sostenido desde hace seis años, pero sin señales de inflación y, por tanto, con tipos de interés bajos. Y el mercado de trabajo, con índices de desempleo entre el 5,2% y el 5,5%, sirve de control de las presiones salariales. Los consumidores tienen un elevado nivel de confianza porque los precios se mantienen estables.
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