El Ejército albanés prepara la defensa de Tirana
ENVIADO ESPECIAL Más ciudades del sur de Albania caen como fichas y se unen a la insurrección contra el presidente Sali Berisha, a pesar de las concesiones anunciadas el domingo por éste y de ininterrumpidas negociaciones en marcha para formar un Gobierno de "reconciliación nacional" que detenga la marea popular armada. El desmoralizado Ejército, que deserta en bloque en algunos lugares, ha comenzado a desplegar unidades blindadas a menos de un centenar de kilómetros de Tirana, en la confluencia de las dos únicas carreteras que enlazan con la zona rebelde.
Del otro lado de la moneda, en vanas de las localidades en armas -Valona, Gjirokaster- comienzan a formarse comités ciudadanos, impulsados por los partidos políticos, para discutir cómo restablecer el orden y las propuestas presidenciales. Una delegación de los rebeldes de Valona se entrevistó ayer con el embajador de Roma en Tirana, a bordo del San Giorgio, un barco de la Armada italiana en el Adriático, y se comprometió a intentar el desarme de la población.La última de las ciudades en pasarse a los insurrectos es Berat, una de las más antiguas del país, cuyos 40.000 habitantes se han unido a la revuelta tras ser abandonada por su guarnición y lías fuerza de policía local sin disparar un tiro. Lo mismo ha sucedido en la pequeña base aérea de Kucova, una veintena de kilómetros al norte y ahora en manos de los lugareños. En Berat, siguiendo la norma, han comenzado a repartirse a los vecinos adultos las armas de comisarías y cuarteles. Un muerto y una veintena de heridos es el saldo de la euforia inicial armada. La televisión griega SKAI aseguró que la población de Gramsh, cerca de Berat, se sublevó ayer.
Además de numerosos pueblos, virtualmente todas las ciudades dignas de este nombre en el sur -Valona, Saranda, Gjirokaster, Berat- están Ya contra Berisha, cuya dimisión exigen. Fier, actual frontera entre la zona bajo control gubernamental y los rebeldes y punto de concentración de artillería y una fuerza blindada, es el próximo objetivo declarado de éstos. El rectángulo occidental, cuyo lado norte tiene por extremos a Fier y Berat y por el sur el mar Adriático y la frontera griega, representa un 15% de la superficie del país surbalcánico y en el se concentran las poblaciones con algún valor económico. El sureste de Albania, sin embargo, es una sucesión de macizos montañosos, sin ningún núcleo urbano relevante, exceptuado Korce.
Salvo a autoinmolarse, el presidente albanés accedió el domingo a todas las demandas de sus adversarios políticos: elecciones en junio, Gobierno de "reconciliación nacional" y amnistía para todos los sublevados. Berisha negociaba ayer ala desesperada con sus enemigos históricos, los socialistas (ex comunistas) la formación de¡ Gabinete. El principal, escollo es el control del temido servicio secreto, aparentemente la única fuerza leal que le queda a Berisha. Algunos dirigentes de partidos políticos, que apoyan como un paso importante el proceso negociador en marcha, aseguraron ayer su temor a que los acontecimientos vayan por delante de sus esfuerzos para encauzarlos. Los socialistas renovaron ayer su confianza en que un compromiso con el presidente pueda servir para apaciguar la revuelta.
Mientras Berisha intenta tranquilizar a los países vecinos sobre el alcance de la insurrección, el Ejército comenzó ayer a trasladar unidades blindadas más al norte de Fier, hacia Lishnje, a 80 kilómetros de la capital y en la que confluyen las dos únicas carreteras que proceden de la zona sublevada. Al menos en dos puntos diferentes, separados por varios kilómetros; se veían ayer desplegados en parejas carros de combate a ambos lados de la ruta, sus cañones apuntados hacia el sur. En cuestión de horas se han explanado taludes en campos de cultivo para permitir las maniobras de los blindados. A los controles de la carretera que desde Durresi enlaza Tirana con el sur de Albania se estaban incorporando ayer tropas.
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