Arenas advierte que no aceptará que patronal y sindicatos pacten una reforma laboral suave
El Gobierno no aceptará que sindicatos y patronal pacten una reforma laboral suave, sino "un acuerdo que permita avanzar hacia el empleo". Así lo dijo ayer el ministro de Trabajo, Javier Arenas, a tres días de una nueva reunión entre sindicatos y patronal para intentar cerrar un pacto. Arenas dijo: "Hay que dejar negociar a las partes", pero les instó a cerrar el acuerdo "cuanto antes". Se mostró seguro de que no firmarán un pacto "que no suponga un avance sustancial". Y advirtió: "Si fracasa el diálogo, el Gobierno está obligado a intervenir".
Arenas hizo estas declaraciones ante medio millar de empresarios y directivos convocados en la XVII Reunión Círculo de Economía, entre los que se encontraban los vicepresidentes de la CEOE Juan Rosell y Arturo Gil.La advertencia de Arenas encontró respaldo en el presidente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida. Duran dijo: "Si no hay acuerdo, debe ser el Gobierno el que tome medidas. Y tendrá el apoyo parlamentario que sea menester". Duran pidió a la patronal que pierda "la obsesión que tiene por abaratar el despido y piense más en estabilizar el empleo".
Arenas afirmó que la reforma laboral es necesaria porque "hay una tasa de paro del 20%". Añadió que en cuanto patronal y sindicatos lleguen a un acuerdo, el siguiente paso "será buscar un consenso parlamentario amplio" para aprobar los cambios legales.
El ministro de Trabajo afirmó que la reforma laboral debe "clarificar las causas del despido" y que "no es incompatible reformar las causas del despido y negociarlas en los convenios".
Advirtió Arenas que una reforma laboral no resolverá por sí sola el paro, "pero los empresarios pueden perder el miedo a contratar". El ministro aseguró que algunos empresarios están retrasando nuevas contrataciones porque "piensan que habrá pacto laboral". Esta expectativa, dijo, ha frenado la contratación en diciembre, enero y febrero.
El secretario de imagen y comunicación de UGT, Antonio Ordóñez, señaló desde Madrid que no debe haber injerencias en las conversaciones. Ordóñez dijo que "una reforma laboral impuesta sería un grave error político y tendría una respuesta contundente por parte de los sindicatos", informa Europa Press.
En el mismo acto, el presidente de Fiat, Cesare Romiti, defendió una mayor flexibilidad laboral y aseguró que "es un error asegurar el puesto de trabajo por ley". Romiti dijo que la ventaja de España respecto a Italia es que tiene más estabilidad política.
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