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SALAS

El cine madrileño recupera salas y público

Los madrileños vuelven al cine. Y cada vez tienen más pantallas para elegir. En esta década, el número de salas en la región ha aumentado en más de la mitad (227 en 1990 frente a más de 350 el año pasado). En paralelo, se ha duplicado la recaudación de las taquillas. La tónica del crecimiento se mantiene: nacen recintos nuevos en la periferia y se adaptan como multisalas otros céntricos o de barrio. "La exhibición se ha acercado a los espectadores. Además, las distribuidoras fuerzan el estreno simultáneo", explica el responsable de una cadena de locales.

Sólo en el último trimestre delaño pasado, Madrid ganó 17 salas que añadir a las 345 que, según el Ministerio de Cultura, existían hasta entonces en la región. Todas se instalaron en antiguos cines de barrio: el Lido (siete pantallas), el Cristal (cinco) y el Alvi (rebautizado como Conde Duque, otras cinco pantallas). No serán las últimas. Para el próximo septiembre está prevista la apertura de otras 121, de nuevo cuño, en Méndez Alvaro. El renacer de la afición al cine es general en España, se gún se desprende de los datos del Ministerio de Cultura. En Madrid, el ascenso ha sido es pectacular. Así, en 1990, 18 millones de espectadores dejaban 6.901 millones de pesetas en 227 salas. En 1995, los asistentes subían hasta los 21,3 millones y gastaban casi 12.500 millones en las taquillas de 339 salas.

Cultura aún no dispone de los datos cerrados de 1996 en la región. "La tendencia es a mejorar", apunta un portavoz. El año pasado, se recaudaron en taquilla en toda España más de 53.000 millones de pesetas y se contabilizaron más de cien mi llones de espectadores. Buenas noticias, después de que las cifras de asistencia bajasen imparables desde 1966 (403 millones de espectadores en todo el Es tado) hasta 1989.

Las minisalas han sido el eje de la recuperación. Esta región, además, figura a la cabeza de España en recaudación y número de espectadores.

Desde comienzos de los se tenta, los cines de barrio cerraron masivamente sus puertas y sentenciaron a muerte el reestreno. Sólo quedaron las salas del centro. En paralelo, comenzaron a abrirse las primeras multisalas (Alphaville, en noviembre de 1977), una buena fórmula, en principio restringida a cinéfilos.Pasaron varios años hasta que el multicine se convirtió en la estrella de la exhibición, a menudo de la mano de los centros comerciales. En los noventa se ha consolidado el modelo de compras más ocio. De hecho, el minicine de La Vaguada, rodeado de tiendas, fue el año pasado el quinto de España en número de espectadores.

Revitalizar el centro

La fórmula es pujante en localidades de la periferia. Sin embargo, el modelo recibe críticas: "La fórmula es atractiva y permite un consumo masivo de ocio, pero sería mejor que hubiera más cines en el centro histórico, para revitalizarlo", dice María Rodríguez, presidenta de la Confederación de Consumidores y Usuarios de Madrid (CECU).En la recuperación también han influido las distribuidoras, que han apretado las clavijas de la rentabilidad. "Ahora quieren quemar cuanto antes las películas en pantalla, porque luego saldrán en vídeo o se pasarán por televisión. Eso obliga- a hacer estrenos simultáneos en varias salas", explica el responsable de una cadena de salas. En la Federación de Distribuidores Cinematográficos lo explican: "La explotación de una película debe ser simultánea para aprovechar la inversión en publicidad", asegura el secretario general de la entidad, José Antonio Rodríguez-Vispo.El proceso es rápido. Dado que la venta en vídeo genera ingresos mayores que la exhibición, los filmes que no funcionan en la cartelera se retiran rápidamente para que no cunda la mala fama, explican los distribuidores. Este sector está cada vez más presente en el mundo de la exhibición para ampliar -y controlar- el negocio. Distribuidor y exhibidor se suelen repartir casi a medias los ingresos de taquilla (el precio medio de la localidad es de 700 pesetas).La competencia de los distribuidores metidos a exhibidores no molesta a todos los empresarios de salas. El responsable de varias de ellas, entre otras del reconvertido cine Cristal, Juan Ramón Gómez Fabra, considera que esta competencia es buena. Está encantado con los multicines: desde que el Cristal cambió su pantalla única con 1.200 butacas por otras cinco pequeñas que suman 1.040 localidades, los espectadores han crecido de 300 a 1.000 diarios. El cine vuelve... en pantallas más pequeñas.

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