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Crimen sin castigo

Los delitos violentos crecieron en Rusia el año pasado un 60%

Pilar Bonet

El Kremlin mostró ayer su preocupación por los efectos sociales de un agitado y emocional programa televisivo, que, el pasado sábado en la hora de máxima audiencia, dio una pésima imagen del Gobierno de Rusia, al que presentó como una pandilla de conformistas insensibles, incapaces de luchar contra el grave problema de la delincuencia.Tanto el presidente, Borís Yeltsin, como el jefe del Gabinete, Víktor Chernomirdin, reaccionaron ayer ante el programa Crimen sin castigo, realizado conjuntamente por tres cadenas (dos estatales y el canal NTV), que conmemoraba el segundo aniversario del asesinato del periodista estrella de la televisión Vladislav Lístiev.

El programa, que el veterano comentarista VIadímir Pozner, concluyó con la frase "yo no creo en este Gobierno", figuró entre los temas abordados ayer en una, sesión especial del Consejo de Seguridad de Rusia para reforzar la lucha contra la delincuencia. "En los órganos de orden público la gente trabaja honradamente o bien por una idea o bien por dinero. La idea se la han quitado. El dinero no se lo dan. Este es precisamente el crimen sin castigo", escribía el periodista Vitali Tretiakov, centrando en causas sociales y políticas el problema que el Kremlin trata como falta de disciplina e ineficacia policial.

Yeltsin, que ha anunciado medidas y planes contra la delincuencia reiteradamente en los últimos años, echó una reprimenda al fiscal general del Estado, Yuri Skurátov (cuyo antecesor en el cargo lleva Ya más de un año en la cárcel sin ser juzgado), y calificó de "intolerable" la impunidad de los culpables de la muerte de Lístev (acribillado), del sacerdote Alexandr Men (asesinado a hachazos), y del periodista Dimitri Jólodov (víctima de un maletín explosivo).

La Fiscalía del Estado está en realidad dirigida "desde fuera" de esta institución, según le dijo el presidente a Skurátov, sin explicar a qué se refería y sin que su secretario de Prensa, Serguéi Yastrzhembski, pudiera interpretar su pensamiento. Yeltsin también recriminó a Skurátov por no haber participado en Crimen sin castigo, programa al que estaba invitado junto con los máximos responsables del Ministerio del interior y el Servicio Federal de Seguridad. Todos ellos se escabulleron y mandaron a sus representantes, que, a la vista de toda Rusia, fueron incapaces de responder a las acusaciones formuladas por los enfurecidos familiares de víctimas de crímenes y de supuestas torturas policiales.

Chernomirdin ordenó al ministro de Interior, Anatoli Kulikov, que organice una reunión con los tres periodistas que dirigían Crimen sin castigo y con los otros dos invitados que estuvieron representados por funcionarios "insuficientemente preparados para una. discusión seria" sobre la delincuencia.

Kulikov ha dicho hace poco que el "proceso de marginalización" social continúa en Rusia y que, entre las 1,6 millones de per sonas que cometieron delitos en 1996, 1,25 millones habían sido detenidas por primera vez. El año pasado, los delitos violentos experimentaron un incremento de un 60% respecto a 1995, y en total se registraron 2,6 millones de delitos. El número de asesinatos premeditados en 1996 fue de 29.406 y el de agresiones violentas graves de 53.417. Además, hubo 708 explosiones provocadas. Una de ellas, causó 13 muertos en un cementerio de Moscú, justamente el día de la fiesta de la policía.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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